Nos descuelga el teléfono Anthony Blake, uno de los magos famosos de nuestro tiempo, mientras pienso si será capaz de leerme la mente a centenares de kilómetros de distancia. Se muestra cercano, gracioso y positivo. Sus apariciones televisivas en los noventa y dosmil le dieron mucha fama como mentalista e ilusionista. Aunque la magia como más se disfruta es en directo. Así que este sábado a las 21h en el Poliesportiu Josep Canadell de la Canonja se meterá en la cabeza del público. Guarden sus secretos en casa.
¿Puede hablarme del espectáculo que hará en La Canonja?
Durante tres días allí se celebra el Festival de Màgia Impossible, en que aparecemos un montón de magos y han pensado en mi para que haga un espectáculo de una hora y media que se llama Pensamientos confidenciales.
Por el título entiendo que se trata de mentalismo.
Tiene mucho que ver con el mentalismo. Piensa que un mago convencional te sorprende, te fascina y te rompe los esquemas, pero un mentalista tiene un añadido y es que sabe cómo ha ido ocurriendo todo eso en la cabeza del espectador sin ningún soporte en particular. Hace que la gente se pregunte: ¿cómo sabía este hombre esto de mí? Yo defiendo que el mentalismo es la magia intelectual. No con ello, no digo que el resto de magia no tenga una parte intelectual.
Usted lleva muchos años en la magia, ¿cómo ha cambiado con las nuevas tecnologías?
A mi no me convence porque partimos de la base que somos analfabetos tecnológicos. Damos a los aparatos virtudes que no tienen, ya que detrás de la máquina hay un humano. Hay un montón de aplicaciones que te permiten hacer ficciones desde el teléfono. Pero imagínate que un día en una actuación te encuentras con un peine que hace interferencia y el efecto no funciona. Un mago debe saber resolverlo con sus manos.
Hoy en día cualquiera puede aprender magia en Youtube.
Yo prefiero el libro a la película porque en la lectura creas en tu mente los escenarios y personajes, mientras que en el cine esto se te impone. Así creamos también los efectos mágicos. Al mago le recomiendo que lea un libro de magia porque mientras lee, se visualiza a él mismo creándolo. Si mira un vídeo, lo único que hará será copiar gestos.
Con tanta tecnología y efectos digitales, ¿es más difícil sorprender al público? ¿Sobre todo a los niños de la era digital?
Lo que pasa con los niños es que están tan acostumbrados a que todo ocurra a nivel virtual, que cuando ven al mago de cerca flipan más porque lo entienden menos. Ahora también son más descarados para intentar ver el truco. Pero como no lo encuentran alucinan en colores. El salto de lo virtual a lo real es un puntazo. Lo que vas a ver en una tablet no es nada comparado con lo que voy a hacer. Pero también pasa lo mismo con los mayores.
¿Por qué ya no hay tanta magia en la televisión como antes?
A ninguna televisión comercial le interesa la magia. No tiene ‘cacho’ o llámalo como quieras. Creo que hacen programas demasiado largos y deberían de hacer más propuestas de media hora. Pero en cualquier caso a la tele convencional, tal y como la entendemos, le doy 10 años. Cada vez tenemos más posibilidades con canales online de ver lo que queramos cuando nos apetezca.
¿Cuál ha sido el truco más impresionante que ha visto?
Ver volar a David Copperfield. Cuando lo vi en televisión me saltaron las lágrimas. Luego en directo ya tenía otra cadencia y no me enamoró tanto. En este caso, el cine le hizo un favor.
¿Qué necesita para leerle la mente a alguien?
Nada.
¿Podría leérmela por teléfono?
Lo que puedo decirte de ti es que no aguantas a los aficionados. Es como: «venga hay que espabilar». Además, tienes tendencia a autocriticarte y te preocupa caer bien en tu círculo más cercano, con las personas que son importantes para ti.