Los cambios en la entrada de Tarragona desde la A-7, correspondiente al acceso del Cementiri, no se acabaron con las obras de las dos rotondas de piedra seca. Este lunes se iniciaron los trabajos de pintura de una nueva zona de estacionamiento de color naranja, que actuará como parking disuasorio, de forma que los usuarios podrán dejar el vehículo aparcado todo el día por un euros.
La actuación afecta a dos ámbitos. Por un lado, la carretera del Cementiri en el tramo correspondiente desde la primera a la segunda rotonda, que hasta el momento tenía dos carriles de circulación en cada sentido de la marcha. Ahora se ha inhabilitado un carril por banda, lo que facilitará que alrededor de unos 90 turismos puedan aparcar. En paralelo, también se ha ‘regulado’ la zona de estacionamiento del Camí de l’Ermita de la Salut, que hasta ahora era una zona blanca y en adelante también se incorpora a la red de parkings disuasorios, con 30 nuevas plazas aproximadamente.
El concejal de Territori del Ayuntamiento de Tarragona, Xavier Puig, defendió que la ampliación de las zonas de aparcamiento disuasorio «es un emblema en las políticas de movilidad del Ayuntamiento». El objetivo es que las personas que acuden a su centro de trabajo no entren con el coche, sino que lo dejen en estos puntos en las afueras, para acabar de llegar «caminando, en autobús o bicicleta», descongestionando el centro.
La administración local defiende que este es un paso previo a la creación de la futura zona de bajas emisiones, que por ley tienen que crear todas las ciudades de más de 50.000 habitantes a lo largo de 2023. «Desde el punto de vista de equidad social es de justicia que si se ponen dificultades a los vehículos más antiguos, quien no pueda renovar el vehículo tenga una alternativa», justificó el tercer teniente de alcalde.
Puig explicó que la medida responde a una intervención de pintura «totalmente reversible» y dejaba la puerta abierta a que en un futuro pueda habilitarse un carril bici. «Ahora no tendría sentido, porque no nos llevaría a ninguna parte», afirmó. Los trabajos de pintura está previsto que se prolonguen por espacio de tres días y después lo gestionará Aparcaments.
El Ayuntamiento defiende que esta actuación encaja con los proyectos que ya se han anunciado recientemente y que pasan por la ampliación del parking Torroja –que pasará de las 154 plazas existentes a 349–, mientras que en el ámbito de Joan XXIII también se ha anunciado una nueva superficie, en un solar de la calle Guillem Oliver. En este caso, se generarán 380 plazas de aparcamiento y otras ocho para personas con movilidad reducida.
Más a largo plazo, en esta zona del Nord-Llevant de Tarragona se creará otro parking disuasorio. En este caso, el proyecto está vinculado al desarrollo del Pla de Millora Urbana (PMU)-14, que afecta a los terrenos frente al Col·legi Sant Pau hasta la autovía.
Puig también habló de las consecuencias que puede tener la habilitación de nueva zona naranja, teniendo en cuenta que es una entrada en la que se generan problemas de tráfico por la entrada a la escuela. «Es posible que se congestione más ya que es una entrada caótica, como casi todas las entrades de los coles lo son. Es un problema cultural del derecho humano a llevar el hijo a la puerta de la escuela, que tiene que cambiar».