Albert López, ex policía de Barcelona condenado a 20 años de cárcel por el llamado ‘crimen de la Guàrdia Urbana’, ha reconocido ahora, en el marco del tratamiento individual de reinserción que está siguiendo en prisión, que él cometió el asesinato de Pedro Rodríguez, también agente del mismo cuerpo de seguridad, lo que le facilitaría obtener permisos penitenciarios.
Esta ‘confesión’ interesada de Albert López afecta directamente a una de las reclusas de la cárcel de Tarragona, Rosa Peral. Ella, al igual que su examante, jamás hasta ahora habían reconocido la autoría del crimen perpetrado en 2017, por lo que se les condenó sin una confesión de los investigados.
Ahora, la situación ha cambiado con la confesión de uno de los dos condenados, aunque solo sea para poder beneficiarse de los permisos penitenciarios. Rosa Peral también quiere beneficiarse de estas salidas de la cárcel, aunque mantiene que ella no fue la autora de la muerte de Pedro Rodríguez.
Según ha avanzado El Periódico y han confirmado fuentes cercanas al caso a diferentes medios, el reconocimiento de los hechos es una cuestión clave que las juntas de tratamiento de las prisiones tienen en cuenta para otorgar permisos, por lo que admitir el crimen sitúa a López en una situación más ventajosa para obtener beneficios penitenciarios.
López, que era guardia urbano de Barcelona, fue condenado en abril de 2020 a veinte años de cárcel por asesinar junto a su compañera Rosa Peral a la pareja de ella Pedro Rodríguez, también agente del cuerpo, en un triángulo amoroso.
Peral lleva en la cárcel de Mas d’Enric 1.147 días de forma continuada
Ni Albert López ni Rosa Peral reconocieron nunca el crimen ante los tribunales y, de hecho, se culparon mutuamente de haberlo cometido, aunque la Audiencia de Barcelona acabó por condenarlos a ambos por asesinato.
López está en la cárcel Quatre Camins de La Roca del Vallès (Barcelona), está en condiciones de acceder en breve a permisos penitenciarios, que los presos pueden obtener una vez cumplida una cuarta parte de la condena, una decisión que está en manos de la junta de tratamiento de la cárcel.
El condenado está siguiendo un programa individual de tratamiento de reinserción en el que, además de expresar el reconocimiento del delito cometido y su arrepentimiento, tiene posibilidad de acceder a cursos de formación, otro de los elementos que las juntas de tratamiento tienen en cuenta para decidir sobre el itinerario penitenciario de los reclusos.
Por su parte, Rosa Peral sigue, de momento, sin reconocer la autoría del crimen. Siempre ha señalado a su expareja en todo el caso. Está ingresada de forma continuada en el módulo de mujeres del Centro Penitenciario de Mas d’Enric desde el 24 de febrero de 2021.
Ella mantiene su inocencia (ante cualquier oportunidad que se le brinde) e incluso después de que el caso se haya convertido en un fenómeno televisivo de la mano de Netflix. Su credibilidad, pero ha bajado enteros después del juicio y ante la propagación de un embarazo que nunca ha existido.
