Una interna del centro penitenciario de Mas d’Enric, en el término de El Catllar, ha sido absuelta –se le ha apreciado la eximente completa por problemas psíquicos– este jueves en la vista oral celebrada en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Tarragona. Estaba acusada de haber prendido fuego a su celda en 2020.
Un informe del médico forense ha determinado que la mujer no estaba capacitada para ser juzgada. Cometió los hechos pero no se la puede condenar. Sí que durante un plazo máximo de diez años tendrá que ingresar en un centro psiquiátrico para ser atendida. Y también tendrá que abonar la responsabilidad civil: 418,19 euros al centro penitenciario, que corresponden a los daños causados.
El fiscal pedía inicialmente 15 años de prisión por un delito de incendio y multa de 270 euros por un delito leve de daños.
La mujer seguirá en el centro penitenciario ya que actualmente ya estaba cumpliendo una pena que dejará de cumplir en 2026 y entonces tendrá que cumplir cuatro años más por otra sentencia pendiente.
Los hechos se remontan a las cinco y cuarto de la tarde del 14 de diciembre de 2020. La acusada se encontraba interna en el celda 15 de uno de los módulos. Estaba cumpliendo penas por delitos de robos y contra la salud pública.
La mujer llamó por el interfono a los funcionarios reclamando bajar al patio. Al serle denegada la petición debido a que ya se había hecho la bajada del resto de internas diez minutos antes, comenzó a increparles con términos como «me cago en la puta, sois unos hijos de puta» o «me bajáis o la voy a liar».
La acusada prendió fuego intencionadamente al colchón y a la almohada de su celda, con la finalidad de provocar un incendio. Se desconoce cómo lo hizo.
Como consecuencia de ello, comenzó a salir mucho humo por la ventana de la celda, en dirección al patio. Igualmente, arrojó al mismo, a través de la ventana, varias piezas de ropa, dos cartones de leche y el televisor, al tiempo que gritaba. Todo ello provocó un gran estado de nerviosismo en las internas que allí se encontraban.
La situación provocó que las funcionarias de la prisión activaran el código rojo y se dirigieran inmediatamente a la celda de la acusada. Observaron que la misma se encontraba de pie junto a la ventana, mientras el colchón y la almohada se encontraban en llamas, «sin que la acusada llevara a cabo acto alguno para evitar su propagación, aumentando el riesgo del resto de personas», decía el fiscal en su escrito.
La acusada, al serle ordenado por las funcionarias que saliera de la celda –cuya puerta había sido abierta por la cabina– se negó a ello, dirigiéndoles expresiones como «a qué venís aquí, hijas de puta, dejadme, si entráis os mato».
Las funcionarias se aproximaron a la acusada y la sujetaron por los brazos para conducirla fuera de su celda. Ella comenzó a obstaculizar su actuación al agarrarse a un muro de separación, siendo finalmente extraída de la celda.
Durante este tiempo, la planta de la prisión se llenó de humo, si bien las llamas pudieron ser sofocadas por las funcionarias mediante el uso de un extintor de polvo.
Sobre las seis y media de la tarde, la acusada fue trasladada al Hospital Joan XXIII como consecuencia de la inhalación de humo. Otra interna sufrió un ataque de histeria y tuvo que ser atendida por el médico de guardia de la cárcel.
Durante la mañana de este jueves, el abogado defensor, Javier Bueno, ha solicitado un informe al médico forense sobre el estado mental de la detenida. Finalmente ha determinado que no se la podía juzgar.
