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La salud cardiovascular

Prevención. El tabaquismo, la obesidad y el sedentarismo son factores de riesgo

14 diciembre 2022 10:45 | Actualizado a 14 diciembre 2022 11:04
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La principal causa de muerte en los países desarrollados y uno de los problemas de salud pública más relevantes. Con el objetivo de sensibilizar, la trigésima primera edición de La Marató de TV3 y Catalunya Ràdio, que se celebra este domingo 18 de diciembre, girará alrededor de la salud cardiovascular.

Por ello, la sensibilización y divulgación son imprescindibles para promocionar y prevenir las enfermedades cardiovasculares que, según la jefa del Servicio de Cardiología de Santa Tecla, Pilar Rull Murillo, «son el conjunto de trastornos que afectan al aparato circulatorio, que está formado por el corazón y los vasos sanguíneos, tanto arterias como venas».

Así, la función principal de las arterias es transportar la sangre desde el corazón a todos los tejidos del organismo. «Después se ramifican en vasos más pequeños, los capilares que, por un lado, dejan el oxígeno y recogen el dióxido de carbono, y, por otro lado, transportan los nutrientes y recogen las sustancias de deshecho», detalla la especialista, quien añade que «después, estas sustancias y el dióxido de carbono regresan al corazón, a través de las venas, para ser eliminados a través del riñón y de los pulmones».

Del corazón al cerebro

En cuanto a los órganos que se ven afectados por una mala salud cardiovascular, y dado que las arterias están en todos los niveles del organismo, el corazón es uno de ellos. «Cuando hablamos del corazón, nos referimos principalmente a patologías cardíacas o de las arterias principales, la aorta y la pulmonar».

$!Elsa Puiggròs, neuróloga del Hospital de El Vendrell de la Xarxa Santa Tecla. foto: cedida

Así, Pilar Rull es especialista en el diagnóstico y tratamiento de «la insuficiencia cardíaca, un cuadro clínico en el que el corazón, por la razón que sea, pierde su capacidad de bombear correctamente la sangre. En consecuencia, la sangre no llega bien a todos los tejidos del organismo y aparece retención de líquidos y sensación de ahogo al realizar esfuerzos, con lo que el paciente puede presentar limitaciones en sus actividades de vida diaria; y la cardiopatía isquémica que es la consecuencia de la obstrucción de las arterias coronarias, que son los vasos que transportan los nutrientes al corazón, su obstrucción provoca isquemia miocárdica, que puede expresarse como angina o como un infarto de miocardio, si la arteria se tapona por completo».

Del mismo modo, el cerebro es uno de los órganos damnificados de la salud cardiovascular. Al respecto, la neuróloga del Hospital de El Vendrell de la Xarxa Santa Tecla, Elsa Puiggròs, comenta que «si nuestras arterias presentan ateromatosis, es decir, están obstruidas e inflamadas, puede verse comprometido el riego sanguíneo hasta el cerebro, dando lugar a un infarto cerebral, es decir, un ictus que sería la consecuencia más nefasta».

Factores de riesgo

En ambos casos, las dos especialistas recaen en la cuenta de que hay factores de riesgo no modificables y otros que sí. «Actualmente, hombres y mujeres estamos igualmente expuestos. Tradicionalmente, se ha considerado que las enfermedades cardiovasculares afectaban más a los hombres, pero en los últimos años la prevalencia en mujeres es mayor, sobre todo a partir de la menopausia y entre las fumadoras», afirma Pilar Rull.

En cuanto a la edad, el riesgo aumenta de manera exponencial a partir de los 65 años, «pero también detectamos enfermedades en pacientes jóvenes, a partir de los 40 años, o incluso antes», añaden la neuróloga y la cardióloga, quien en cuanto al corazón indica que «también hay que tener en cuenta los antecedentes familiares, como la cardiopatía isquémica precoz en familiares de primer orden con antecedentes de infarto antes de los 55 años».

En lo que se refiere a los factores modificables, ambas indican «el tabaquismo, la obesidad, la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la diabetes, el sedentarismo y una mala alimentación». «Obviamente, el riesgo aumenta con la edad, pero más que el sexo y la edad, lo más determinante es lo que hacemos, es decir, el estilo de vida», afirma Elsa Puiggròs.

Sin avisar

De manera general, tanto los ictus como los infartos tienen en común que no avisan. «El ictus llega sin avisar, una persona puede estar bien y al siguiente segundo no estarlo», afirma la neuróloga, quien distingue dos tipos de ictus: «El primero es consecuencia del taponamiento de una arteria y, es más, ciertas arritmias favorecen que se formen coágulos que se pueden iniciar en el corazón y que llegan al cerebro taponando una arteria y provocando necrosis (muerte del tejido) de una parte del cerebro; en cambio, los ictus hemorrágicos son consecuencia de la rotura de una arteria del cerebro».

$!Pilar Rull Murillo es la jefa del Servicio de Cardiología de Santa Tecla. foto: cedida

En cualquier caso, el tiempo de reacción es fundamental. «En las primeras cuatro horas y media lo importante es poder administrar el tratamiento para restablecer la circulación cerebral, ya que cuanto más tiempo transcurre, más grave es la lesión y no hay tejido que salvar», asegura Elsa Puiggròs.

En cuanto al corazón, la cardióloga advierte que «tener un mal control de los factores de riesgo afecta al sistema circulatorio, los síntomas pueden ser progresivos y dar la cara, si el paciente tiene tiempo a consultar al médico de familia, urgencias o especialista, podemos actuar antes de que sea más grave, pero otras veces se puede manifestar en forma de infarto de miocardio o muerte súbita, sin avisar».

Calidad de vida

Dependiendo de la zona del cerebro que se vea afectada, «las secuelas del ictus serán más o menos graves. Hay zonas que llamamos menos elocuentes, por lo que los pacientes pueden recuperar más fácilmente la calidad de vida, y otras que si afectan todo un territorio arterial pueden afectar desde la movilidad hasta la capacidad de expresarse o la visión, generando una mayor dependencia», afirma la neuróloga.

Por su parte, la cardióloga indica que «la calidad de vida de las personas dependerá del tipo de evento, es decir, es muy diferente si hablamos de una angina de pecho o un infarto de pequeña extensión, que ha podido solucionarse con el tratamiento adecuado, a si se trata de un infarto muy extenso que haya deteriorado mucho la función del corazón, entonces pueden tener una limitación para seguir sus actividades habituales».

Investigación

Por todo ello, la esperanza de la salud cardiovascular pasa por la investigación. «Desde mejorar los tratamientos de reperfusión hasta fármacos protectores, pero lo más importante es la rehabilitación y el apoyo después del ictus», explica Elsa Puiggròs.

Por su parte, Pilar Rull indica que «la cardiología es una de las áreas que, gracias a la investigación, ha cambiado mucho en poco tiempo y se ha podido avanzar con nuevos tratamientos que cambian radicalmente la esperanza y la calidad de vida».

En esta misma línea, concluye que «es fundamental la investigación en fármacos que controlan los factores de riesgo para evitar el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares y, si aparecen, continuar en la línea de investigación de terapias que controlen síntomas, mejoren la evolución de la enfermedad y el pronóstico de los pacientes».

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