La mujer en la medicina

Androcentrismo. Hay patologías en las que los síntomas y los tratamientos son diferentes en función del género.

25 septiembre 2021 17:58 | Actualizado a 26 septiembre 2021 07:20
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La visión de la medicina es androcéntrica. A lo largo de los siglos, la investigación clínica se ha desarrollado a partir del hombre, presuponiendo que el cuerpo de la mujer se comportaba de la misma manera, lo que tiene consecuencias, muchas veces graves, en los diagnósticos y los tratamientos femeninos. Todavía hoy las mujeres no suponen un 50% en los análisis clínicos y todavía hoy están infradiagnosticadas.

Rosa Pérez Bernalte y Carme Valls Llobet aportan para el ‘Diari’ una pequeña pincelada de esta realidad. Rosa Pérez es médica de medicina interna en el Hospital del Vendrell, especializada en riesgo cardiovascular; miembro del grupo de investigación de la Universitat Rovira i Virgili (URV) y de Lípidcas, la unidad de lípidos de Catalunya sur.

Carme Valls, por su parte, es una doctora pionera en el estudio de la medicina con perspectiva de género. Dirige el programa ‘Mujer, Salud y Calidad de Vida’ en el Centro de Análisis y Programas Sanitarios (CAPS). Una de sus publicaciones de referencia es Mujeres invisibles para la medicina, de la editorial Capitán Swing.

 

 

 

Si bien para un buen diagnóstico es crucial el conocimiento científico de los síntomas y las manifestaciones patológicas, ambas médicas inciden también en el contexto histórico-social global. «Las mujeres son muy cuidadoras de los demás, pero no tanto de sí mismas. Doblamos el trabajo de una manera desproporcionada en relación con los hombres y se ha constatado que esto causa un estrés que tiene relación con el riesgo cardiovascular», revela Rosa Pérez. «Que te desprecien toda la vida también enferma», destaca por su parte Carme Valls.

La invisibilidad de la mujer en la ciencia llega incluso hasta la esencia femenina. «Menstruación, embarazo, posparto y menopausia se estudian con poca profundidad y siempre intentando medicalizarlo. Y el capítulo de las anemias, la falta de hierro y las carencias metabólicas relacionadas con la menstruación es un cero a la izquierda en los estudios de medicina», denuncia Carme Valls, quien justamente reivindica la inclusión de las diferencias entre hombres y mujeres en los estudios universitarios. Una demanda que se remonta al año 1996 y que aún sigue pendiente. 

 

@Caps_RedCaps
El Centre d’Anàlisi i Programes Sanitaris es un perfil de Twitter con perspectiva de género.

El camino por recorrer todavía es largo, pero se va construyendo. Se sabe, por ejemplo, que los síntomas en un infarto son diferentes según el género. También que las enfermedades crónicas son más prevalentes entre las mujeres. 

Riesgo cardiovascular
«Las mujeres nos morimos de enfermedades cardiovasculares con más frecuencia que los hombres y también de muerte súbita y, sin embargo, si hiciéramos una encuesta por la calle saldría una percepción distinta», apunta Rosa.

 

Organon es una compañía que pone el foco en la salud de la mujer en relación a la menopausia, la cardiología o el dolor, entre otros.

La doctora del Vendrell especifica los diferentes síntomas del infarto en relación con el género: «En el hombre es un dolor torácico acompañado de ahogo. En la mujer muchas veces puede ser epigástrico con náuseas o dolor que va hacia la mandíbula o la espalda, lo que ha comportado que se diagnostique erróneamente como un problema gástrico». Asimismo, existe el infarto silente, «cuando la persona presenta pocos síntomas o estos son atípicos, como sucede en la mujer quien, además, ya suele consultar tarde por la sobrecarga laboral y social que sufre». 

En la misma línea, las pruebas médicas tampoco funcionan igual. «De las mujeres que ingresan en el hospital por estudio de dolor torácico y la prueba de cateterismo coronario informa de normalidad, sabemos que en un 20% de ellas detectaríamos enfermedad coronaria si la prueba fuera una resonancia coronaria. Y en el caso de la ergometría convencional muchos facultativos ya ni siquiera la piden, ya que aporta mucha confusión en el sexo femenino».

 

Rosa Pérez: «Se debe aplicar la medicina según la evidencia, no según la creencia».

De igual manera, el efecto beneficioso de la aspirina para prevenir un segundo ataque al corazón se ha estudiado únicamente en hombres y se extrapola a la mujer. Y es que durante años hubo la creencia de que el infarto era una cosa masculina. « Se creía que las mujeres, gracias a los estrógenos no sufríamos ninguna enfermedad cardiovascular hasta que llegaba la menopausia y esto no es cierto. Tanto es así que esta creencia ha hecho que a partir de ensayos con un pequeño número de población femenina, que no aportan ninguna evidencia, incluso se ha tratado esta menopausia con sustitutivos de estrógenos y progestágenos, lo que ha podido causar más infartos y trombos en mujeres con mal diagnóstico y control de los factores de riesgo cardiovascular», señala Rosa.

Por su parte, el recorrido de Carme Valls por la medicina con perspectiva de género se inició en 1988 durante su tesis doctoral, como previa al congreso Mujer y calidad de vida que se celebró en Barcelona en 1990. «Me di cuenta de que la facultad de medicina no nos había preparado para atender a las mujeres», dice la doctora.

 

 

«Me encontraba que en una primera visita me contaban que tenían mucho cansancio o dolor en alguna parte del cuerpo. Eran sensaciones vagas, no había una enfermedad que las definiera. Entonces, era muy fácil decirles que tenían nervios o que eran neurasténicas. Me pareció injusto y como médica intenté encontrar otras causas», cuenta Carme.

Aquello la llevó hasta las enfermedades crónicas, más prevalentes entre las mujeres. Entre estas, las autoinmunes. «Se va introduciendo cansancio en el cuerpo y si en el momento de la consulta, el facultativo o la facultativa tiene tendencia a psiquiatrizar, medicalizará. Pero igual no es una depresión. Hay innumerables cosas a mirar antes de decirle a una mujer que sufre una depresión», resalta Carme.

Mientras, en el caso de las anemias, la doctora resalta que a pesar de estar bien estudiadas, están poco valoradas. «La reserva de hierro es importante, es la que aporta la energía del cuerpo. Por lo tanto, el problema es cómo se valoran las analíticas. Si se desprecia que una ferritina menor de 50 es un problema, no se prescribirá hierro, lo que comportará caída de pelo, que se rompan las uñas o dolor muscular generalizado». 

No obstante, la historia de la medicina se alarga en el tiempo. «Cuando finalicé la carrera, los libros se me acababan a los 70 años. Ahora terminamos la vida laboral y nos quedan unos veinte años más de vida. Por eso mi programa es ‘Mujer, salud y calidad de vida’ porque vamos a intentar vivir más con la mejor calidad de vida posible». Por ello la especialista incide en los nuevos retos. «Las ciencias de la salud se han olvidado de la perspectiva de género, pero también del medio ambiente y este afecta a hombres y mujeres».

En cualquier caso, ambas médicas piden una mayor inclusión de las mujeres en la investigación para afinar con los diagnósticos y tratamientos. 

 

Más enfermedades crónicas
Las diferencias biológicas van más allá de los genitales. Así, el cuerpo tiene 43 proteínas diferentes con funciones distintas en mujeres y hombres. Algunos órganos no funcionan exactamente igual en ambos sexos y hay enfermedades con más prevalencia entre las féminas, lo que no quiere decir que ellos no las sufran. Muchos de estos puntos se están investigando, con un camino largo por recorrer. 

 

Tiroides
La prevalencia es mucho mayor que en el sexo masculino. 50 mujeres con tiroiditis por un hombre que la sufra.

Cerebro
Los dos hemisferios cerebrales están más fuertemente conectados en el cuerpo femenino. Aunque se desconoce la causa, tiene un sentido evolutivo.

Dolor crónico
En todas las edades de la vida, la mujer tiene mucho más dolor que el hombre, siendo uno de ellos el menstrual. De igual manera, sufren deformaciones en las articulaciones.

Hígado
El órgano de mayor tamaño del cuerpo metaboliza las hormonas y los fármacos de manera diferente en el caso de las mujeres y los hombres.

Anemia
Son de predominio femenino. Cuando existe una ferritina menor de un nivel 50, si no se trata provocará que se rompan las uñas, caída de pelo, cansancio o dolor muscular generalizado.

Infarto
En la mujer puede ser silente. Puede manifestarse con más frecuencia con náuseas o dolor que va hacia la mandíbula o hacia la espalda.

Autoinmune
Las enfermedades autoinmunes son de predominio femenino. Nueve mujeres por cada hombre que la padece.

Obesidad abdominal
La mujer suele tener predisposición a la obesidad abdominal, a la diabetes y a la hipertensión.

Menopausia
Es un mito que las mujeres, gracias a los estrógenos, no sufren enfermedades cardiovasculares hasta que llega la menopausia.

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