La variante XEC del COVID-19 se está convirtiendo en una de las preocupaciones principales para este invierno. Surgida recientemente en Alemania, esta nueva subvariante pertenece al linaje Ómicron y se caracteriza por ser altamente contagiosa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha clasificado como una “variante bajo vigilancia”, y los expertos anticipan que podría ser la cepa dominante en los próximos meses debido a su capacidad de propagarse rápidamente. A medida que nos adentramos en la temporada fría, la XEC podría desempeñar un papel relevante en el aumento de los casos de COVID-19, lo que ha generado preocupación en la comunidad médica y en las autoridades sanitarias.
¿Qué es la Variante XEC?
La variante XEC es una subvariante de Ómicron que surgió como resultado de la combinación de dos variantes diferentes: KP.3.3 y KS.1.1. Este tipo de variabilidad ocurre cuando una persona se infecta simultáneamente con ambas cepas, dando lugar a lo que se conoce como una “variante recombinante”. A diferencia de las variantes previas que evolucionaban mutación tras mutación, XEC es el resultado de una fusión más abrupta de dos genomas diferentes, lo cual la hace potencialmente más transmisible.
Actualmente, XEC representa alrededor del 5,7% de las infecciones en Estados Unidos, y ya se han registrado casos en diversas partes de Europa, incluyendo España, Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido. Algunos expertos como François Balloux, del Instituto de Genética del University College de Londres, afirman que XEC tiene características que le permiten expandirse más rápido que otras variantes, lo cual ha contribuido a su rápida diseminación. Además de Europa y Estados Unidos, también se han reportado casos en Canadá y Japón, lo que indica que la variante se está extendiendo rápidamente a nivel global.
Una de las particularidades de la variante XEC es que ha introducido un nuevo síntoma notable en la lista de signos de infección por COVID-19: la pérdida de apetito. Aunque este síntoma ya se ha reportado con otras variantes, en el caso de XEC se presenta con mayor frecuencia. Además de la pérdida de apetito, los síntomas típicos de COVID-19 como la fiebre, la tos persistente, la dificultad para respirar y la fatiga siguen presentes.
Es importante destacar que, aunque la variante XEC es altamente contagiosa, no se ha asociado con una mayor severidad en comparación con otras subvariantes de Ómicron. No obstante, algunos pacientes podrían tardar más tiempo en recuperarse e incluso requerir hospitalización en ciertos casos, especialmente entre personas mayores o aquellas con patologías subyacentes.
Lo que hace a la variante XEC especialmente llamativa es su capacidad para diseminarse a una velocidad que supera a otras variantes actuales, algo que ha puesto en alerta a la comunidad científica. La recombinación entre dos subvariantes de Ómicron le ha dado a XEC un impulso evolutivo que la diferencia de otras variantes que evolucionan progresivamente. Aunque la situación aún no se compara con las crisis sanitarias iniciales de la pandemia, su crecimiento acelerado ha llevado a las autoridades a reconsiderar medidas preventivas como el uso de mascarillas en espacios médicos y la intensificación de la campaña de vacunación.
Por otro lado, el hecho de que XEC aparezca en un momento en el que las vacunas actualizadas aún están en proceso de distribución es un factor a tener en cuenta. Los expertos recomiendan a toda la población, especialmente a los grupos de riesgo, recibir la dosis de refuerzo más reciente, ya que, aunque la vacuna no está específicamente dirigida a XEC, se espera que proporcione cierta protección contra esta variante. La vacunación sigue siendo una herramienta fundamental para prevenir casos graves y mantener la situación bajo control.