La Unió de Botiguers de Reus volverá a tener su sede en la Cambra de Comerç el próximo mes de febrero, después de varios años con su central en el Centre Cívic de Llevant. Las dos asociaciones ya han firmado el acuerdo de colaboración que hace efectiva su unión y que garantiza que ambas disfruten de los beneficios de esta decisión.
«Nuestro objetivo principal es sumar y avanzar porque si una cosa nos ha enseñado la pandemia es que si sumamos avanzamos», ha expresado Meritxell Barberà, presidenta de la Unió de Botiguers. Dicho cambio supondrá mejores recursos para la UBR y la posibilidad de ofrecer a sus asociados mejores servicios.
En este sentido, Barberà ha comentado que: «El acuerdo que firmamos con la Cambra es un acuerdo amplio que nos permitirá sumar la experiencia y los recursos de las dos entidades». El traslado se llevará a cabo en los próximos días para que todo esté en pleno funcionamiento a partir de febrero.
Este «regreso a casa», en palabras del presidente de la Cambra de Comerç, Jordi Just, supondrá una nueva era en Reus, conocida por su gran valor comercial, y ayudará a que la ciudad continúe avanzando en esta área.
Por otro lado, Just ha puesto especial énfasis en que el acuerdo no supondrá una fusión de ambas entidades, sino que servirá como mesa para entablar conversaciones y tomar decisiones sobre el futuro de los comercios de Reus. «Queremos que la Unió de Botiguers continúe siendo autónoma, potente y que tenga su propia voz en pro del comercio de la ciudad».
El alcalde de Reus, Carles Pellicer, también ha dedicado unas palabras de apoyo a las dos entidades y recalca que «la Unió de Botiguers vuelve a hacer historia», al recordar que la asociación lleva en activo desde 1975 y que fue la primera asociación de comerciantes del Estado. Desde la Cambra de Comerç y la Unió de Botiguers de Reus esperan que este acuerdo impacte de forma positiva en el comercio de la ciudad y que se puedan llevar a cabo campañas comerciales de mucho éxito como lo han sido otras en el pasado. «Las ciudades las hacen las personas, pero el comercio de proximidad las une, las cohesiona, las mantiene vivas y las hace auténticas», concluye Barberà.