Hace tiempo que todo lo japonés está de moda. Su cultura, su vestuario, el manga, la gastronomía... Todo lo relacionado con el país oriental cada vez está más presente y cuenta con más adeptos. También para los de mi generación – Xennial –, que se crió viendo al pequeño Son Goku y ha terminado enganchado al anime, los videojuegos y los rolls de sushi. Incluso, cada vez estoy rodeado de más conocidos que ya han visitado Japón o tiene intención de hacerlo en los próximos meses.
Un ejemplo de la efervescente pasión nipona actual surge de la cantidad de certámenes relacionados con la cultura japonesa. Y Reus no es una excepción. De hecho, tanto la entidad Amakuni como la feria Hikari, se podrían considerar auténticos pioneros con once ediciones ya a sus espaldas.
La feria ha contado en su undécima edición con la participación de dieciséis estandsAyer, precisamente, La Palma viajó de nuevo al Japón y sus seguidores no faltaron a la cita. Como viene siendo habitual estos últimos años, centenares de personas y curiosos se acercaron para disfrutar de las múltiples opciones que ofrecía la feria.
Algunos de ellos lo hicieron emulando a sus personajes manga preferidos – cosplay – o con algún atuendo más tradicional. Entre ellos estaba Gin, una joven apasionada del país nipón vestida con un qipao de color negro y con intenciones de comprarse un quimono. Mientras observaba todas las posibilidades, desde este stand explicaban el significado que tienen los colores para los japoneses y afirmaba que uno de los éxitos de la cultura es su voluntad de integrar y no de separar. Además, para los neófitos también existía la posibilidad de sacarse una fotografía con alguno de los vestidos por el precio de solo 2 euros.
Algunos de los asistentes vestían como sus personajes manga preferidosPero más allá de la moda, las opciones de Hikari -luz-, eran ilimitadas. A escasos metros, una familia jugaba al complicado Kingyo sukui -algo así como atrapa el pez dorado- mientras otro pequeño intentaba emular la puntería de los ninjas lanzando varias estrellas contra la silueta de un ficticio oponente.
Otro de los espacios más concurridos durante todo el día fue el de la restauración – gran éxito de los mochis –, un stand surtido con una generosa colección de mangas o la zona destinada a los videojuegos.
Mención especial aquí para algún gammer amante de lo retro que se lo pasó en grande pudiendo revivir antiguas partidas al Street Fighter gracias a la colección de consolas mini (Nintendo, SuperNintendo y PlayStation) que estaban listas para la acción. En total, la feria de este año sumaba hasta dieciséis estands repartidos por todo el recinto exterior e interior de La Palma y un importante número de actividades paralelas.
Los complementos
Desde el escenario principal también se organizaron demostraciones de percusión taiko – tambores tradicionales japoneses –, de karate o una interesante charla para conocer todo lo necesario si se quiere viajar a Japón. Una opción que, seguramente, rondará por la cabeza de muchas de las personas que ayer pasearon por el mundo de Hikari.