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Reus: «Las palomas se suben a las mesas a comer y lo tiran todo. Son muchísimas»

La restauración sufre a estas aves, «muy molestas», en las terrazas. El pienso esterilizante evitó 1.764 ejemplares en 2023

01 julio 2024 18:07 | Actualizado a 02 julio 2024 07:00
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«Hace pocos días, estaba sentada con las amigas en una terraza y se nos subió una paloma a la tapa de bravas. Me generan mucho rechazo. Tuvimos que poner servilletas por encima», explica Carme Carles, vecina de La Selva y que ayer tomaba algo en la plaza Prim de Reus, igualmente concurrida por estos pájaros.

La escena que describe está a la orden del día, especialmente en verano, en cualquier bar de la ciudad: palomas esperando a que la gente suelte un segundo el vaso o el plato para lanzarse a picotear algo.

«¿Si es grave? Lo que yo diría es que es muy molesto», valora el presidente de la Associació d’Empresaris d’Hostaleria (AEH) de Reus, Víctor Perales, consultado al respecto. Y constata que «cuando los clientes se levantan, ellas saltan a las mesas a por comida. Y, por mucho que las tengamos limpias, eso sigue ocurriendo».

El Ayuntamiento lleva ya cinco años usando pienso esterilizante para controlar la colonia de palomas: el pasado 2023, con datos facilitados por el propio consistorio, los dispensadores automáticos repartidos por el municipio sirvieron a estos animales alrededor de 190 kilos de alimento mezclado con nicarbacina, una sustancia que frena su reproducción. Esto evitó, según los mismos datos, 1.764 nuevos ejemplares, teniendo siempre en cuenta que se trata de estimaciones.

En 2022, las palomas comieron menos, 175,7 kilos de pienso; y se frustró el nacimiento de 1.438.

También se realizan capturas puntuales con jaulas. Y se desarrollan campañas de sensibilización dirigidas a la población en general y a la restauración «para informar sobre la necesidad de tener las terrazas limpias y que la comida no caiga al suelo», tal como precisan las mismas fuentes, que indican que la Guàrdia Urbana incide también en los alimentadores y responde a quejas o denuncias –además de intervenir de oficio– ante inmuebles privados colonizados.

Dar comida a animales en la calle, especialmente a aves salvajes, infringe la ordenanza de civismo y puede suponer multas de hasta 600 euros.

El gobierno elabora censos de la población de palomas en base a avistamientos, que pueden verse alterados por la temperatura o el viento. Sin facilitar cifras enteras, fuentes municipales hablan de una reducción del 50% respecto al año anterior, pero los resultados no se consideran fiables por cambios en el factor humano del estudio y este debe repetirse próximamente.

«Han perdido el miedo»

De cualquier forma, la sensación generalizada es que hace falta más presión y que la cantidad de palomas, en el mejor de los casos, se sostiene en el tiempo pero no disminuye.

Además, «han perdido el miedo a todo, son difíciles de espantar y llegan a entrar al almacén», explican desde el local de Virginias en el Mercadal. Y apuntan que «ellas buscan, sobre todo, la comida que lleven los clientes. Y los hay que se la dan y eso no ayuda».

El relato de la cafetería y heladería Farggi es el mismo: «Hay muchísimas, cada vez más, y muy pesadas. Van dando vueltas a la espera de que alguien se despiste un instante para saludar a un conocido o para coger el periódico y atacan. Lo tiran todo». La cuestión tiene su impacto económico en el sentido de que «si alguien acaba de recoger su consumición y las palomas le picotean o le derraman lo que pidió, se lo tenemos que cambiar».

La AEH señala que los bares del Mercadal ya han tratado alguna vez esto con el Ayuntamiento. Y llama a «revisar edificios vacíos en los que se acumulan como, por ejemplo, el que hay en la calle de las Basses».

Y no solo son los bares. También en las panaderías hay afectación. «Les encanta el pan y se cuelan, y no se asustan con nada. Es a diario. Por suerte, fuera lo tenemos todo envasado», comentan desde el Forn Sistaré de Prat de la Riba. «Las echas y aguardan fuera para que te des la vuelta y volver a entrar. Hasta intentan volar hacia el mostrador», señalan.

En 2018, el Ayuntamiento lanzó una campaña para implicar a la ciudadanía en el control de las palomas y repartió pegatinas contra los alimentadores que si aún pueden se usan.

Soluciones en las casas

¿Y en sus viviendas, qué notan los vecinos? En la Ferreteria Vernis atienden frecuentemente a personas que van en busca de métodos para reducir la incidencia de las palomas. «Antes sí que nos pedían más estas figuras de búhos para espantar, pero yo creo que, con el tiempo, las palomas se han ido acostumbrando y lo más efectivo son las tiras de pinchos», detalla la propietaria, Mar Capdevila.

Y dice que «sobre todo hacia primavera y verano, acude más gente preguntando qué puede hacer».

El centro, Mas Iglesias y Lledoners, las zonas de Reus con mayor concentración

Una gran área integrada por el Mercat Central, el barrio Ample y el Carme que se extiende hacia Sant Jordi, la Sardana y Mare Molas; otra entre la Pastoreta y Mas Abelló que entra de lleno en Mas Iglesias y su parque; y una última, de menores dimensiones, alrededor de Lledoners y casi llegando a Montserrat.

Son, según el mapa municipal del censo de palomas que se hizo público en la anterior licitación del pienso esterilizante, las tres zonas de mayor acumulación de estas aves urbanas en la capital del Baix Camp. La sobrepoblación se visibiliza especialmente alrededor de las terrazas y en espacios verdes.

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