Los trabajadores de Ryanair en el Aeropuerto de Reus están negociando un ERTE coincidiendo con la entrada de la infraestructura en el que será su tercer invierno consecutivo sin vuelos comerciales. Paco Cebrián, representante legal de CCOO en Ryanair Reus, explica que la intención sería acceder a un expediente de regulación temporal de empleo que se alargase hasta marzo de 2023 para cubrir todo el período sin actividad.
La medida afectaría a cuatro empleados –los fijos que están todo el año– y serviría, tal como indica Cebrián, para «salvaguardar los puestos hasta que la empresa tenga otra perspectiva del Aeropuerto y los planteamientos cambien». Es la primera vez que el ERTE se ha puesto encima de la mesa porque, en las dos anteriores temporadas bajas, «aún prevalecía la Covid». Durante las puntas de verano, llegan a trabajar para Ryanair en el Aeropuerto de Reus alrededor de 30 personas, entre personal fijo discontinuo y temporal.
Los profesionales del aeródromo piden la implicación de todas las administraciones para revertir el invierno en blanco, después de que Aena confirmase recientemente que la operativa en la capital del Baix Camp acabará con un último vuelo el día 7 de noviembre. A partir de entonces, la terminal quedará congelada prácticamente hasta abril, durante cinco meses. La campaña de frío se pondrá en marcha oficialmente este mismo fin de semana en Reus y en todos los aeropuertos de la red de Aena.
«Queremos estar al corriente»
Cebrián recuerda que la parte social «no está representada en la Taula Estratègica de l’Aeroport de Reus», un órgano que integran los agentes implicados en el devenir de la infraestructura y que cada vez está más cuestionado. «Querríamos formar parte de ella. Si no puede ser con voto, al menos que sea con voz, para estar al corriente de lo que ocurre, porque también nos afecta a nosotros, y poder aportar», precisa Cebrián. Tal como opera actualmente, «no vemos que la Taula esté funcionando bien», lamenta el representante legal de CCOO en Ryanair Reus.
El presidente de la Cambra de Reus, Jordi Just, ya verbalizó en junio durante una ponencia que «la Taula no está sirviendo» y el alcalde de Reus, Carles Pellicer, ha pedido reiteradamente que se convoque para abordar la promoción y la falta de vuelos.
El horario bajo la lupa
En otro orden de cosas, alrededor de 170 pasajeros tuvieron que desplazarse por carretera a El Prat desde el Aeropuerto de Reus, la noche del 19 de octubre, después de que un avión procedente de Reino Unido no llegase a tiempo a aterrizar y se desviase a Barcelona. Los viajeros que esperaban en Reus para realizar el trayecto de vuelta a Reino Unido se vieron obligados a embarcar en El Prat. Llegaron allí en taxis, a través de un convenio entre la aseguradora de la aerolínea y la flota en Reus, tal como indican desde Taxis Reus.
En temporada turística, las instalaciones reusenses admiten aviones de diez de la mañana a doce de la noche, más 60 minutos añadidos que las compañías pueden solicitar por cuestiones sobrevenidas para mantener activo al controlador. El vuelo en cuestión, que había salido tarde de origen por contratiempos meteorológicos, trató en un primer momento de acogerse a esta franja adicional, que se conoce como PPR (permiso previo requerido) y que le facilitaba llegar a Reus hasta el tope de la una de la madrugada. Sin embargo, también la sobrepasó y dio finalmente aviso de que se desviaría a las pistas de El Prat.
Hasta antes de la Covid, el horario del Aeropuerto había resultado polémico por ser considerado, desde algunos sectores, excesivamente corto y un elemento que restaba atractivo a la infraestructura. El hecho de que las aerolíneas programen al límite de lo que Reus ofrece hace que, en ocasiones, sea necesario poner en marcha el PPR.
Pocos días antes, la avería de un avión había llevado al pasaje a hacer noche en un hotel de Salou.