Reus está de marcha este fin de semana. Las asociaciones de vecinos de Mas Vilanova, Mas Magrané, Gaudí, Blancafort, Parcel·les Casas, El Pinar y El Roserar de Mas Iglesias despliegan fiestas para disfrute de los vecinos de sus barrios, casi siguiendo la resaca de Sant Pere.
Es el mayor cúmulo de celebraciones de todo el verano. Y, con él, vuelven las cucañas, los vermuts, los gegants, los bailes y todo aquello que propicia que «las personas coincidan, se conozcan, hablen entre ellas y contribuyan a hacer comunidad», destaca el presidente de la Federació d’Associacions de Veïns de Reus (FAVR), Marcos Massó.
Pero este 2024 trae alguna novedad. De entrada, alcaldía emitió recientemente un bando en el que prohibió las actividades lúdicas con agua en la órbita municipal y recomendó lo mismo a las entidades privadas.
«Aún se hacían algunas y ha tocado adaptarse porque es verdad que, en sequía, no podemos estar haciendo un gran gasto de agua. Todos lo comprendemos perfectamente. Así que eso se ha reemplazado por confeti o similares», precisa Massó.
Además, desde hace un tiempo, también se ponen a disposición de los vecinos vajillas reutilizables y cubos de recogida selectiva fácilmente identificables. La idea es que este tipo de actos, que reúnen a un considerable volumen de personas, lleguen, a corto plazo, a poder etiquetarse como de «residuo cero».
«Son días esperados»
Sin embargo, la esencia de las fiestas de barrio sigue siendo la misma y perdura como «algo muy propio del carácter de Reus». De ahí, quizá, que la idea lanzada en los últimos años de reducirlas, agrupando los eventos de varias asociaciones a la vez en un mismo punto, no haya acabado de cuajar.
Así lo explica el presidente de la FAVR: «Cada barrio hace la suya y son muchas fiestas, pero son días muy esperados por los vecinos y forman parte de una tradición larga y muy arraigada. ¿Son demasiadas? ¿Es preocupante? Una no molesta a la otra y todo el mundo está contento con lo suyo», señala.
Massó recuerda que «en su momento se habló de la posibilidad de hacer algo en el norte y en el sur. Pero, si fuese de esa manera, ¿dónde lo haces? ¿Qué lugar escoges? ¿Quién se quedará sin fiesta y quién la tendrá?». «Es muy complicado y pienso que cuando algo funciona es mejor dejarlo seguir. Y el modelo que tenemos, al menos por ahora, funciona», detalla.
En cuanto al coste de las fiestas, el presidente de la FAVR constata que «todo cuesta dinero y todo es cada vez más caro», sin que se comprometa la viabilidad de los eventos, que ajustan sus formatos a lo que hay.
Aunque hoy hubo que mirar al cielo y la jornada acabó pasada por agua, mañana las fiestas seguirán. Y el próximo fin de semana será ya el turno de Mare Molas, La Pastoreta, L’Harmonia del Carme y Les Palmeres d’Aigüesverds. Los días 19 y 20 las vivirán Sol i Vista e Immaculada. Y cerrarán el mes de julio Xalets Quintana y Jardins de Reus.