Marcos Massó ha sido reelegido presidente de la Federació d’Associacions de Veïns de Reus, que ya había encabezado los últimos cuatro años. La junta se amplía e incorpora a Ramón Palmerín (AV Santuari), Anabel Cuevas (AV Mas Carpa) y Elena Mestres (AV Blancafort).
¿Qué retos afronta la FAVR en la segunda etapa que ahora inicia usted como presidente?
Será continuista respecto a lo hecho hasta ahora, porque hemos hecho todo lo posible. La Federació intenta que entre nosotros haya una gran harmonía, empatía y que, si alguien tiene un problema, entre todos colaboremos. Yo no quiero decir que la ciudad empieza en los barrios, sino que la suma de todas las asociaciones de vecinos conforma Reus en sus 360 grados. Somos el intermediario entre las asociaciones con sus problemas y el Ayuntamiento.
¿Qué le pediría al Ayuntamiento?
Cuando voy en nombre de la Federació a una concejalía, a algún lugar a solicitar algo, me gustaría que no pasasen meses hasta tener una respuesta o una posible solución. Pido agilidad al Ayuntamiento porque la gente está esperando. Y tenemos la gran suerte de que el alcalde está mucho con la Federació y la tiene muy reconocida, se preocupa. Pero necesitamos agilidad.
¿Y cómo gestionará el cambio en la alcaldía?
Me imagino que quien haya será consciente de que la colaboración siempre es mejor.
¿Cuál es la razón de ser de la Federació?
La harmonía entre todos. El Carrilet tuvo un problema y estuvimos allí. El día que El Pinar nos llame por las torres, iremos. Y acudimos al barrio Gaudí para apoyar que reabriese el consultorio. Estamos aquí porque entre todos hacemos un poco más de fuerza para solucionar temas de la ciudad. Y acabamos de ampliar la junta para llegar a donde haga falta. En la vida de Reus, no todo pueden ser problemas. Tiene que haber diversión y disfrute. Por eso tenemos el cine al aire libre: la gente viene, se relaciona, comenta la película y se lo pasa bien en su calle.
Hábleme de los principales problemas que tienen los barrios.
Uno es la inseguridad. Créame, la gente tiene incluso algo de miedo a circular por la noche. Pero, ¿por qué es eso? Porque la luz tampoco es la que necesitaríamos. Ahora, por ejemplo, la avenida de Pere El Cerimoniós ha quedado muy bien iluminada y da gusto. Yo no digo que la luz no sea la reglamentaria, que los lux que marca la ley no se apliquen, pero no son suficientes.
¿Hay más?
La limpieza es una cuestión que siempre ha estado y que también le mencionará el presidente al que entreviste en diez años. Y nosotros tenemos parte de la culpa: la gente tira la basura cuando quiere y como quiere. Llegará verano y nos quejaremos de que los contenedores huelen, pero huelen porque dentro están las bolsas que hemos dejado fuera de hora.
¿Es una cuestión de incivismo?
Yo tengo una casa, pero mi segunda casa es Reus y quizá es ahí donde paso más horas. En cambio, esa segunda casa no la cuidamos nada. Hay gente que quema un contenedor y no entiende que lo pagamos todos. Da sensación de que no pasa nada.
¿Cómo valora la transformación de la ciudad?
Yo veo que la ciudad avanza, y ojalá la próxima alcaldía continúe empujando. El sur, el entorno de Bellissens, crecerá mucho y por eso pedimos un puente para que pasen los coches, además del subterráneo que habrá. Pero hay dos cosas en Reus que me sorprenden. Una es que cuando uno llega a la estación por la noche, sale y solo encuentra oscuridad. Es una puerta a Reus y sería cuestión de poner cuatro focos. Y la otra es que, si uno va al Aeropuerto por la noche, sabe ir porque es de Reus, porque tampoco hay iluminación. Tenemos aquí un aeropuerto, cuidémoslo.
Dice que quieren que haya un puente en Bellissens.
Sí. La gente está un poco en contra de los pasos subterráneos, aunque he visto la maqueta del que se hará y es cierto que tiene una parte bonita. Pero dan respeto. Se dice que cuando un constructor empiece a edificar tras la vía, una de las condiciones será el puente, e imagino que tarde o temprano se hará. Los cinco barrios de alrededor quieren hablar con el Ayuntamiento y estamos aún a la espera de reunirnos con la concejala. A eso me refería cuando decía que pedimos agilidad.
¿Y el nuevo Mercat del Carrilet? ¿Está a favor o en contra?
En contra no estoy porque claro que prefiero que haya otro mercado antes que desaparezca del todo. Y por eso, en principio, estaría a favor. ¿Tendrá éxito o no? Eso no lo sé. Pienso que no está del todo mal situado.
Está habiendo un gran despliegue de carriles bici.
Yo tengo bici y he ido en bici toda la vida. Pero a mí me gustaría hacer un día el recuento de cuántas bicicletas se ven por los carriles. Yo, de vez en cuando, veo una, por no decir ninguna. ¿Patinetes? Los que quiera, y cada día habrá más. El follón que se ha armado en la avenida de la Salle y lo que habrá costado... ¿Cuánta gente va en bici en Reus?
En verano entrará en funcionamiento la bicicleta pública. ¿Qué le parece?
Una cosa es Barcelona, donde los desplazamientos son muy largos. Pero, para ir de la plaza de la Pastoreta a la de la Llibertat, ¿la gente cogerá una bici? Y tener que pagar. Salgo a caminar bastante y, de verdad, lo que más veo son patinetes, que pasan por donde quieren. ¿Y bicis? Hombre, alguna, pero tampoco siempre por el carril. ¿Es necesario? No lo sé.
También está proyectado el nuevo sistema de bus a demanda, el BusxTu.
En principio uno llama y en un rato viene el bus. Pero aún no lo hemos visto funcionar para poder valorarlo. Prefiero eso que nada. Pero no puede ser que para Blancafort y Aigüesverds, con casi 2.500 personas, que no tienen bus, la concejala nos haya comentado que ya lo mirarán para 2024. Y hasta 2024, ¿qué hacemos? Nos dicen que no es rentable y eso no debe ser un problema de los vecinos porque pagamos impuestos, tienen que buscar soluciones. Y lo único que pedimos es un par de frecuencias por la mañana y por la tarde, no 24 horas ni mucho menos.
¿Cómo ha cambiado Reus en los últimos cuatro años?
La cifra de asociaciones es más o menos estable, no se crean más ni tampoco desaparecen. La ciudad ha cambiado para bien, seguro. ¿Se pueden arreglar cosas? Siempre. No le pongo aún un 10, pero sí un 7, un notable. Tuve un profesor que a veces ponía un 4,8 y una raya hacia arriba, y eso significaba que era ya casi un 5; así que esto es casi un 10.
