Las recogidas de firmas, por parte de la ciudadanía para tirar adelante reclamaciones, se han disparado en Reus. En lo que va de año, hay en marcha dos iniciativas que buscan apoyos: la que está en contra del parking subterráneo de La Hispània, con más de 150 firmas y sumando; y la de la Asociación de Personas con Diversidad Funcional de Reus, que quiere eliminar barreras arquitectónicas haciendo de Reus una ciudad más inclusiva, ésta tuvo 5.635 aportaciones.
Una tercera recogida de firmas que se prepara y estará en activo de forma inminente es la impulsada por la asociación de vecinos de Mas Iglesias, cuyo objetivo es mejorar el barrio. De la acción, el Diari ya se hizo eco y, próximamente, los vecinos se plantean realizar una asamblea en la que poner en común una lista de ítems para recoger firmas y llevarlas al Ayuntamiento. «Entre otros puntos, destacamos las obras del carril bici con las que no estamos de acuerdo y la mejora del Parc de l’Olla, el Parc de Mas Iglesias y la rosaleda, que caracteriza nuestro barrio», enumera el presidente de la Associació del Roserar de Mas Iglesias, Francesc Jornet.
El representante vecinal dice que, aproximadamente, prevén llegar a unas «3.800 firmas, si tomamos como referencia la población que hay en el barrio». «Quizá sean más, puesto que no queremos recoger sólo las rúbricas de los vecinos, sino del resto de la ciudadanía». Jornet piensa que recoger firmas es una «buena medida» para, al menos, se sepa «lo que pensamos los vecinos». La comunicación con el Ayuntamiento es «poco fluida con algunos temas, llevamos un mes esperando a que nos contesten si podemos organizar o no una fiesta medieval en mayo».
La recogida de firmas contra el aparcamiento subterráneo de La Hispània sigue sumando firmas y, en palabras de la concejala de la CUP de Reus, Mònica Pàmies, «está sirviendo para informar a la ciudadanía, de que parte del subsuelo de la zona está contaminado». Este sábado (10-13h), recuerda la cupaire, cerca del Mercat del Carrilet, habrá otro punto en el que poder firmar e informarse. «Habrá un tercero en otro lugar más adelante, para llegar a todo el mundo», indica Pàmies, quien recuerda que este tipo de actos son «importantes». Rememora, por ejemplo, las 9.000 firmas que querían impedir el cierre del Mercat del Carrilet: «Fueron muchas personas las que se sumaron y el asunto aún está pendiente de aclarar del todo, con paradistas que no saben qué ocurrirá cuando se produzca el traslado a la nueva nave, puesto que muchas se jubilan, pero otras tienen relevo generacional; hay mucha incertidumbre».
Por otro lado, la causa por la que luchan desde la Asociación de Personas con Diversidad Funcional de Reus continúa. Julián Fuentes, al frente de la entidad, ya «del todo constituida», cuenta que «nos reunimos con el alcalde, pero la eliminación de barreras arquitectónicas avanza lentamente». Fuentes comenta que siguen presentando papeles a través de su abogada para mejorar las cosas y que no descartan movilizarse más, «para ir recordando por lo que luchamos».
Una herramienta ciudadana
Para Jose Mansilla, miembro del Observatori d’Antropologia del Conflicte Urbà, recoger firmas es «un mecanismo más» de participación ciudadana. «Es útil desde un punto de vista de presión mediática si cuando se llega a un número representativo de apoyos, se acude a un medio de comunicación. Los vecinos pueden conseguir su propósito, aunque el gobierno puede que conteste o no», expone el antropólogo.
La recogida de firmas es «una vía para que a los vecinos se los escuche» y la «idónea y más directa, aparte de concentrarse, para exigir algo que no se ha cumplido y que se prometió en unas elecciones, por ejemplo». Esta búsqueda de apoyos «es fácil de hacer y hace visible una problemática al resto de la ciudadanía». Que haya más o menos recogidas de firmas, «depende de la situación de Reus y de la administración local, el fin es que la ciudadanía cree necesario comunicar sus demandas porque no han sido respondidas».
El total aproximado de firmas de estas tres recogidas, que ahora están en marcha en la ciudad, suman un grueso de hasta 9.585 personas implicadas que creen que, juntas, podrán llevar a buen puerto reclamaciones que, al fin y al cabo, «no es que sean solo temas de barrio, sino que son también asuntos de ciudad».
Otra recogida de firmas que sumó vecinos hace relativamente poco fue la de la asociación vecinal del barrio Gaudí, en la que pedían la reapertura del dispensario médico tal y como lo conocían, es decir, con médico, puesto al llegar la pandemia cerró y en su puesta en marcha peligraba dicha figura. Finalmente, además de reabrirse el consultorio, lo hizo con el profesional reclamado, aunque todo ello movilizó alrededor de 3.600 ciudadanos que firmaron. «Fue un ejemplo de empoderamiento vecinal, gente de fuera del barrio participó. Primero, conseguimos algo más de 1.000 firmas», celebra la presidenta de la asociación de vecinos del barrio Gaudí, Mª del Mar Escoda.
Y hablando de recogida de firmas, vecinos de Castellvell del Camp presentaron, por su parte, 150 contra el sistema del puerta a puerta y siguen sumando. Entre otras quejas, indicaron al Ayuntamiento que la recogida «vulnera el derecho a la intimidad y la seguridad», puesto que al sacar la basura a la calle, los vecinos «saben si estás en casa o te has marchado tres días fuera, la basura es accesible a todo el mundo, y se puede acceder a datos personales».
Otras de las críticas están relacionadas con el «ruido y la contaminación» que producen los vehículos y trabajadores al frente del servicio. Los vecinos expresan que aparece basura esparcida por el pueblo, excrementos de perro y cubos perdidos, ya sea «por el viento o el incivismo».