Hace ya varios días que en los escaparates de Gelats i Torrons Xixona lucen orgullosas las barras de turrones Antonio Plá Ferrándiz. Un producto ‘estrella’ que lucirá en muchas mesas durante estas navidades y que sigue fabricándose de forma totalmente artesanal en Xixona, como hacía a finales del siglo XIX el propio Plá Ferrándiz.
«En nuestro caso, el turrón todavía lo hacemos las personas», explica Núria del Cacho, quinta generación, y actual responsable del centenario negocio. Un recorrido, trabajo e historia que la Generalitat de Catalunya ha reconocido, recientemente, con un premio como Establiment Comercial Centenari por sus 133 años de vida.
El idilio de esta familia nacida en la ciudad alicantina con Reus se remonta al 1885. En aquellos tiempos, Plá Ferrándiz vendía los turrones artesanos en distintas ferias y pueblos de la zona. Pero aquel año, decidió desembarcar en la capital del Baix Camp. Y lo hizo a través de una parada situada en la plaza Prim que, un año después, cambiaría por un emplazamiento en el Raval Santa Anna.
La tienda del Raval Santa Anna fue inaugurada en 1974, mientras que la de la calle Llovera abrió en 1983Ángela Verdú, madre de Núria y cuarta generación, recuerda que estuvieron viniendo todas las navidades y por Semana Santa hasta el 1974. «Decidimos apostar por Reus de forma definitiva porque nos gustaba mucho la ciudad y pensábamos que era lo mejor para el negocio», apunta Verdú.
Desde un primer momento se instalaron en el número 6 del Raval Santa Anna. Unos años más tarde, en 1983, abrirían otra tienda a escasos metros, en la calle Llovera. Ambos establecimientos siguen abiertos hoy en día con una propuesta que va muchos más allá de los turrones Plá Ferrándiz, conocidos internacionalmente. Entre ellos está su nutrida carta de helados y, sobre todo, sus conocidos granizados o horchatas. «Mientras que el turrón se sigue produciendo en Xixona y lo traemos a Reus para venderlo, el resto de productos los elaboramos artesanalmente aquí», explica Núria del Cacho.
Calidad y trato personal
Precisamente, desde Gelats i Torrons Xixona, que cuenta con una plantilla fija de 14 trabajadores, han hecho de la calidad la principal seña de identidad del negocio familiar. Un valor al que no quieren renunciar nunca. «Trabajamos mucho con los productos típicos y de proximidad como, por ejemplo, la avellana de Reus, y nos esforzamos para no dejar de innovar», declara Núria del Cacho, quien reconoce que en la actualidad «estar al frente de un negocio supone un reto diario».
Todo este esfuerzo, aseguran, tiene su recompensa con el reconocimiento de los clientes. «Desde los inicios la gente de Reus nos ha tratado muy bien», manifiesta Ángela Verdú, mientras que su hija Núria concluye: «Tenemos clientes que vienen únicamente por Navidad para comprarnos turrones».