No ha pasado ni un mes del archivo de la causa por delito de odio contra los políticos que firmaron el manifiesto del 3-O que otro caso ya resuena de nuevo en el Ayuntamiento. Es uno bien distinto pero que también surge de la judicialización de la política actual. Se trata de la ‘guerra de banderas’ instalada en el consistorio y que tantos comentarios está generando.
Desde hace algunos días, las banderas de Reus, Catalunya, España y Europa han reaparecido en el exterior del palacio municipal tras muchos años de ausencia. Ondean desde cuatro mástiles instalados en el tejado del edificio como consecuencia de un fallo judicial. Y es que la juez del Contencioso Administrativo número 1 de Tarragona ordenó que se colgara la bandera española mientras no se resuelva la sentencia en curso sobre el caso que dirime el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) a raíz de la denuncia de Juan Carlos Sánchez, exportavoz de Cs en Reus.
Ante el fallo de la juez, sobre el que no podía interponerse recurso alguno, el alcalde Carles Pellicer tenía dos opciones: contradecir la orden o colgar la bandera. Finalmente optó por la segunda vía, aunque aplicando lo que podemos tachar de ingeniosa maniobra para justificar la presencia de la bandera española pero minimizando su impacto. De hecho, los mástiles se han colocado en un lugar preferente como es el tejado del edificio consistorial pero se ha logrado que pasen desapercibidos al lado de la pancarta sobre los presos políticos.
A la fórmula aplicada ahora, le antecede una particular historia en la política de banderas reusense. Muchos años atrás, el consistorio ya dribló la polémica que genera tanto a nivel político como ciudadano el debate sobre la bandera española sin saltarse la ley. La maniobra fue dejar la azotea del palacio municipal sin mástiles. De esta forma, no se colgaba porque no había un lugar habilitado para izarla.
De forma parecida es la práctica usada para que las banderas de Reus y Catalunya ondeen durante las fiestas mayores tanto en el consistorio como en la Casa Rull. En este caso no se cuelgan banderas sino los tradicionales domassos que sirven para engalanar los balcones. Y la ley no especifica nada sobre su uso.
Sea como sea, la situación actual convierte el Ayuntamiento en el único edificio municipal que tiene las banderas izadas de forma permanente y el primero en muchísimo tiempo.
Novedades en el caso
Volviendo al caso actual, éste presenta un nuevo capítulo. El impulsor de la denuncia entiende la maniobra realizada por el Ayuntamiento como una «burla» que, además, incumple la sentencia de la juez.
De esta forma lo expone en el nuevo escrito que interpuso hace escasos días. Se queja de que la bandera española no ocupa «un lugar destacado, visible y de honor» sino que se encuentra «completamente oculta» y sin ser visible «al hallase intencionadamente ‘encajonada’ con las otras banderas». Una impugnación que ya forma parte de la causa y sobre la cual la juez deberá decretar si el gobierno municipal ha dado cumplimiento o no a sus instrucciones. El caso continúa.