El fenómeno ‘piso turístico’ está en auge. Alquilar una vivienda por unos pocos días o semanas en carácter vacacional ya no se da exclusivamente en las ciudades más turísticas o de costa, sino que se está extendiendo rápidamente por todo el territorio, y también en el Baix Camp. Reus ya suma 118 establecimientos regularizados de estas características, lo que suponen 649 plazas, según el Registre de Turisme de Catalunya, en fecha de 15 de julio de 2019. Más de la mitad están ubicados en el centro de la ciudad: en total, 73 entre el Casc Antic, Horts de Miró, el Carrilet, el barrio de la Sardana, la zona del Mercat Central y Carme. Las inmediaciones del Mercat Central son las que acumulan el mayor número de pisos turísticos en la capital del Baix Camp, con un total de 16 ubicados, únicamente, entre las calles dels Recs y Sant Vicenç. El barrio Muralla suma 8 pisos y, en las afueras, Aigüesverds acumula 8 viviendas más.
«Es un fenómeno que está claramente en auge. Quizás donde es más evidente es en ciudades como Barcelona, donde se suspendió, hace unos años, otorgar licencias para pisos turísticos. Pero el fenómeno prolifera en todas partes, un modelo que hace años que existe, pero que se fomentó con la aparición de plataformas web, como Airbnb o Booking», afirma Núria Lambea, investigadora predoctoral en la Càtedra UNESCO d’Habitatge. De hecho, fuentes consultadas de la Agència Catalana de Turisme de la Generalitat informan que en la demarcación de Tarragona hay un total de 22.024 pisos turísticos regularizados y 125.000 plazas. Lambea explica la rápida expansión de este modelo por la promoción mundial que ofrecen las plataformas web y la no existencia de intermediarios entre huésped y anfitrión.
«La parte positiva de los pisos turísticos es que permiten viajar de forma más económica», añade Lambea. Pero, eso sí, subraya la importancia de que estas viviendas estén regularizadas. En la web de la Agència Catalana de Turisme de la Generalitat se especifica que un piso tiene que tener una serie de condiciones para poder ser legalizado como HUT (Habitatge d’Ús Turístic): disponer de la cédula de habitabilidad (documento que acredita que una vivienda cumple las condiciones mínimas de habitabilidad), satisfacer las condiciones técnicas y estar lo suficientemente equipado con muebles y aparatos que permitan su ocupación inmediata.
No obstante, existe un importante número de viviendas que se usan como pisos turísticos que no están regularizados. «Un piso turístico legalizado da garantías a los clientes. Si no lo están, por un lado, no se pagan las tasas y se actúa como competencia desleal. Por otro lado, no se garantizan las mínimas condiciones de habitabilidad», explica Núria Lambea.
Compromiso contra los ilegales
Echando un vistazo en páginas web en las que se anuncian pisos turísticos, se suman, rápidamente, prácticamente una cincuentena de viviendas de esta tipología no regularizadas en la ciudad de Reus. Así lo ha podido contabilizar el Diari. ¿Cómo se puede comprobar? Cabe destacar que aquellos que constan en el Registre de Turisme de Catalunya disponen de número de inscripción en el registro y, en los anuncios, lo muestran. Si no hay rastro de este número (que va precedido de las iniciales ‘HUTT’), se trata de un piso no regularizado.
Ante la existencia de este tipo de viviendas de uso turístico ilegales, el gobierno reusense se ha comprometido a «verificar los datos» y, en el caso que sea necesario, «tomar medidas técnicas de control de la actividad en la medida en la que tengamos competencia», aseguró en la pasada sesión plenaria del Ayuntamiento de Reus, del 19 de julio, la concejala de Habitatge, Teresa Pallarès. El compromiso se arrancó a raíz de una moción del grupo municipal de la CUP, en la que se aseguraba que en la capital del Baix Camp había, el pasado mes de junio, 61 pisos no registrados.
«Se tiene que regularizar el mercado. Los pisos turísticos son un negocio que permite ganar dinero de forma muy sencilla y la consecuencia de su proliferación es que el precio de la vivienda sube», afirmó el concejal de la CUP, Edgar Fernández, en el mismo pleno. «Esto, en Reus, aún no ha sucedido», puntualizó. No obstante, subrayó que en la ciudad «hay falta de oferta y exceso de demanda» en cuestión de alquiler, «y los pocos que hay son caros. No puede ser que proliferen los pisos turísticos y que, por contra, no se dinamice la vivienda pública».
Pisos no controlados
Según fuentes de la Agència Catalana de Turisme, «las competencias para sancionar» los pisos turísticos ilegales «son tanto del Ayuntamiento como de la Generalitat». No obstante, la misma Agència afirma «no tener ningún dato de las viviendas de uso turístico no regularizadas».
«Es la administración que tiene que controlar que no haya pisos turísticos no regularizados. Lo puede saber fácilmente», dice el responsable de la sección en Defensa de la Propietat Privada del Col·legi d’Advocats de Reus, Francesc Garriga. Coincide en afirmar que la problemática del fenómeno recae en la no regularización. «No pagan impuestos y se convierten en competencia desleal», afirma, por lo que subraya la necesidad que la administración cumpla con su función. «No se puede pedir a la ciudadanía que haga de ‘policía’», añade. Garriga también apunta otro fenómeno que puede derivar de la proliferación de pisos turísticos: la gentrificación, es decir, que la restauración de viviendas y el incremento de este modelo haga aumentar el valor de la zona y que, cada vez, haya menos pisos disponibles para ‘los vecinos de toda la vida’. Más allá de estos puntos negativos, Garriga se pregunta, «¿hasta qué punto le puedes decir a un propietario que no puede hacer uso turístico de su vivienda?».
Prohibir el turismo en un bloque
Otra de las problemáticas que se plantean con los pisos de uso turístico es la convivencia con los vecinos. «El vecindario es siempre complejo y pueden haber problemas con cualquier tipo de inquilino», subraya Garriga. Aun así, el responsable de la sección en Defensa de la Propietat Privada del Col·legi d’Advocats de Reus explica que «si hay un acuerdo mayoritario de una comunidad de vecinos, se puede prohibir que haya pisos turísticos». Núria Lambea, investigadora predoctoral en la Càtedra UNESCO d’Habitatge, añade que, no obstante, esta opción no se puede aplicar si ya existe en la comunidadun piso turístico regularizado.