Es el cuento de nunca acabar. El ir y venir de negocios en la calles Llovera y Monterols de Reus se repite cada vez con un menor tiempo de margen. Pasadas las rebajas de invierno, el eje comercial de la ciudad luce una amenazadora cantidad de once locales vacíos o a punto de echar el cierre. Lejos quedan las cifras de 2019 en el que ambas calles registraban la plena ocupación. «El negocio no iba bien. Aquí ya no compra nadie», explica Núria, una de las trabajadoras de la franquícia textil Macson. Ella conoció el cierre de la tienda hace tres días: «no nos han dado explicación, tan solo sabemos que abrirán en Platja d’Aro».
No es el único local de la calle Monterols que quedará libre en breves. A pocos metros, la tienda Paó y el negocio de carcasas para móviles Movil Show lucen el cartel de liquidación total. Estos, se sumarán a los tres negocios vecinos que ya han parado su actividad, entre los que figuran la tienda de ropa ITM.
«El comercio está en un precipicio y los que no nos hemos caído, intentamos correr en dirección contraria»«El comercio está en un precipicio y los que no hemos caído ya, estamos intentando correr en dirección contraria», valora David Urban, copropietario de Sony Center Reus. Desde la empresa decidieron cerrar el local de Watch Center de la calle Llovera después de ocho años en funcionamiento porque ya no les salía rentable: «es una suma de motivos, pero está claro que el modelo de consumo ha cambiado. Internet manda, sobre todo Amazon». Y es que según Urban es difícil que a las tiendas les salgan las cuentas con todos los gastos que tienen que asumir: alquileres altos, salario, seguridad social, rebajas continuas y competencia online.David Urban, Sony Reus Center
La nueva panorámica comercial se dibuja justo al local colindante: la tienda Bóboli también ha abandonado la calle para instalarse en otra ubicación. Al igual que uno de los referentes del textil como Reus-París-Londres y que otros dos negocios con la persiana bajada que dejan la calle Llovera con una suma de cinco locales cerrados a la espera de un nuevo capítulo de rotación.
El Raval Santa Anna, castigado
Otra de las calles que sufre los efectos de la rotación comercial es el Raval de Santa Anna -conectada con la plaza Prim- donde este año han cerrado las tiendas de ropa Zama Boutique y Sivina Nuvies, a la espera de la liquidación total de Acqua y la histórica Sastrería Quintana.
Anton, propietario de Núvies Ton VR tuvo que dejar el local del arrabal para trasladarse a 300 metros, en la calle del Roser. «El precio del alquiler es tres veces menor» argumenta. Sin embargo para él, hay un problema global en el textil: «No hay crisis, sino un cambio de modelo que castiga mucho al sector ». «Ahora mismo tan solo reinician los nuevos, los profesionales se lo piensan mucho antes de apostar por abrir cualquier local», añade. Con estas pérdidas, el arrabal coleccionará una decena de locales vacíos.