La estación de tren de Bellissens recibirá a sus primeros pasajeros en 2025. El proyecto de la infraestructura, tal como avanzó el Diari, ya ha culminado y atraviesa la fase final de revisión. Su ejecución supondrá una inversión algo superior a la anteriormente prevista y alcanza los 11 millones de euros: nueve –en un inicio se contemplaron siete– a cuenta de Adif para el complejo ferroviario como tal, más otros dos con los que se materializará un paso de ciudad subterráneo con financiación municipal.
El calendario establece que las obras de construcción salgan a concurso este 2023 y se alarguen durante quince meses desde la adjudicación, con lo que finalizarían a tiempo para abrir la estación en un par de años.
El alcalde de Reus, Carles Pellicer, destacó ayer en una comparecencia conjunta con responsables de Adif, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) y la Generalitat, desde el Ayuntamiento, que «ya contamos con el compromiso firme y no puede echarse atrás de ninguna manera». Habló de «día histórico» y señaló que «Reus tendrá una estación al sur en 2025 y avanzamos a buen ritmo», señaló.
Así lo corroboró la presidenta de Adif, María Luisa Domínguez, que afirmó que «vamos perfectamente sobre plazo».
Domínguez avanzó que «el diseño es accesible, sostenible, tiene en cuenta la perspectiva de género y es modular para adaptarse a las necesidades del futuro». La forma que tomará la infraestructura, que ya se conocía en buena parte, la detalló la directora general de Planificación, Estrategia y Proyectos de Adif, Montserrat Rallo. Esta se ha concebido sencillamente para «dar una respuesta correcta a las necesidades del viajero, ni más ni menos, porque el tren se va».
Bellissens se encajará en la avenida de Josep Pla, enclavada entre la actual estación de Reus y la de Vila-seca, para buscar la conectividad con los autobuses, la URV, el Hospital, el Tecnoparc «y el desarrollo urbano que acompañará al proceso».
Por otro lado, la que se ha elegido «es una posición óptima para cercanías y regionales», valoró Rallo, que especificó que «además, el Mitma está ya desarrollando el estudio informativo de la estación central y se situará de forma plenamente equidistante a Reus-Bellissens y Vila-seca. Hay una proporcionalidad e intermodalidad perfecta».
La estación se articulará a partir de módulos alineados en el andén 1 y pegados a la parte de ciudad, con servicios de acceso, venta, aseos, instalaciones o espera. Este último «está climatizado, es cerrado, pero permite tener controlada en todo momento la salida del tren»; mientras que el de instalaciones «nos permitirá crecer en el futuro porque, sin lugar a dudas, esta estación tendrá un incremento de demanda y lo veremos año tras año».
Habrá dos andenes de 220 metros de longitud y cinco de ancho, cubiertos por marquesinas de 100 metros y enlazados con escaleras y ascensor. Se desplegará un Kiss&Train en el que los coches podrán parar un instante para recoger a los pasajeros y marcharse.
La demanda de viajeros será de unos 1.443 al día en el momento en que entre en funcionamiento aunque, a 30 años vista, se espera que Bellissens mueva cerca de 3.565 pasajeros diarios porque «hay un reparto inicial de los viajeros que utilizan la estación actual de Reus, pero la nueva crece por ella misma y tiene una motivación propia hasta duplicar el número de usuarios».
Y un dato importante: «Se espera que el crecimiento ferroviario genere una captación del 50% del vehículo privado», tal como detalló la directora de Planificación de Adif. Implantar la estación de Bellissens en el trazado del tren supondrá un añadido de un minuto y medio sobre el tiempo de viaje.
Un atrio de hormigón con gradas para el paso de ciudad
Dos arquitectas especializadas en perspectiva de género se han involucrado en el proyecto. Eso «nos ha permitido contar con parámetros de este tipo, cuyo aspecto más importante es la vigilancia indirecta en todo el recorrido», apuntó Rallo.
Tal perspectiva se aprecia, afirmó, en «la forma de atrio» que acompaña al paso de ciudad entre la parte del campus de la URV y la calle Jaume Vidal i Alcover, que «es de las más potentes para garantizar que no hay vandalismo y que es un elemento seguro para la población».
Así, se construirán unas gradas frente a ese paso desde las que se podrá ver quién atraviesa su interior. Rallo insistió en que considerando que «el transporte público lo usan mayormente las mujeres, tenemos que hacer esfuerzos en arquitectura de género».
Reus-Bellissens quedará rodeada de una nueva plaza y el entorno se urbanizará. Sus cerramientos se han dibujado «a modo de fachada». La entrada al paso urbano por el lado universidad «respetará los recorridos peatonales y rodados existentes», concluyó la directora de Planificación de Adif. Aunque, en realidad, son dos proyectos –uno para la estación y otro para el paso–, la intención es licitarlos conjuntamente y que una empresa haga las obras.
El secretario general de Infraestructuras del Mitma, Xavier Flores, calificó de «ejemplar» la estación de Bellissens. «Tiene la potencialidad de acabar siendo la más importante de Reus», dijo. Y puso en valor «lo que significará con relación a la conexión con la intermodal» y mencionó Valls.
El secretario de Mobilitat de la Generalitat, Marc Sanglas, subrayó que «en la redacción del tranvía de Tarragona a Reus debe haber conexión con Bellissens» para «lograr la intermodalidad». Y Domínguez aclaró que la diferencia de coste de la estación respecto a lo previsto al principio se explica por el encarecimiento de materias primas.
El presidente de la Federació d’Associacions de Veïns de Reus (FAVR), Marcos Massó –relevo de Valentín Rodríguez, que ocupó el cargo en los inicios de la reclamación de Bellissens–, celebró que «es un gran avance para la gente del sur». Del paso de ciudad, dijo que «no queda como un agujero, y eso está bien». Y Sandra Guaita, alcaldable del PSC y parte de la comisión de infraestructuras, señaló que «ayudará a transformar la ciudad, a atraer empresas y a acercarse al hospital».
Usuarios frecuentes y que se desplazan por trabajo
El pasajero que toma el tren en Reus es «un viajero de regionales, de cercanías, frecuente y que llega con los minutos contados a la estación», tal como explicó Rallo, que precisó que conocer ese perfil resulta «determinante para lograr que Bellissens sea reconocible pero no sea un obstáculo que frene la accesibilidad rápida y segura al transporte».
El 61% de los usuarios de la estación del norte van hasta ella andando, mientras que un 22% lo hace en coche y un 7%, en autobús. El trabajo es el motivo de desplazamiento para el 37% de los pasajeros, un 23% se mueve por estudios y otro 9% sube al tren por cuestiones de ocio.
La construcción, con «afectaciones mínimas»
Las obras para levantar la futura estación de Bellissens, que deberán activarse en 2024, se ajustarán para provocar la menor afectación posible. «La intervención ferroviaria para dar lugar a esta estación es mínima, lo que nos permite reducir mucho el impacto durante los trabajos a los viajeros de la actual», indicó Rallo.
Estas actuaciones, «procuraremos llevarlas a las bandas de mantenimiento de forma que no haya más repercusión», especificó, y añadió que «se podrán hacer en muy corto plazo y muy fácil».
En la misma línea, la presidenta de Adif, María Luisa Dominguez, confirmó que «las afectaciones al tráfico serán mínimas y se entiende que las obras se podrán realizar durante los cortes nocturnos de mantenimiento».
Por Bellissens circularán los servicios RT1 (Tarragona-Reus) de Rodalies del Camp de Tarragona y los servicios regionales R14 (Barcelona-Lleida) y R15 (Barcelona-Riba-roja d’Ebre), según informó el Mitma. Pellicer incidió en que «la estación es para que paren trenes de viajeros y cuantos más, mejor». Y Sanglas detalló que «habrá que hablar con la operadora, pero estoy seguro que la voluntad es mantener todas las paradas».
Una vez que el proyecto de la estación quede aprobado, las obras se licitarán para ejecutar la construcción, que estará lista en 2025. Ese mismo año se espera que Bellissens reciba la autorización de la Agencia de Seguridad Ferroviaria, a través del análisis del expediente de seguridad, para operar.