El liceo francés de Reus, el Lycée français internacional Marguerite Yourcenar, ha realizado sus clases de forma virtual este miércoles, 13 de noviembre, debido a la alerta de lluvias intensas. Se trataría del único centro educativo que activa una iniciativa así de rápido en la ciudad. Así lo corroboran la maestra Ainhoa Gañán y la gestora del liceo, Mar Reinoso. La primera recuerda que ya estrenaron el plan –llamado ClaSOS, en marcha en situaciones de emergencia– en el anterior episodio de la Dana, la semana pasada, y que tuvo un balance «positivo»: con el 94% de alumnos asistentes en secundaria y el 82%, en primaria; hubo una «buena gestión» entre profesores y familias. También aseguran que no creen que episodios con temporales así sean aislados, «hay que prepararse para cambios más bruscos a nivel ambiental», trasladan desde el centro. Cabe recordar, que el acceso al liceo cuando llueve mucho es también complejo al tener que cruzar una riera.
Este plan de acción, activado ante la posibilidad de emergencias climáticas, está distinguido por la comunidad educativa del colegio francés, como «pionero» en Reus y se enmarca en el también denominado proyecto de centro, acota Gañán. «Este plan de centro permite –destaca, por su parte, Reinoso–, a través de reuniones del profesorado, generar una serie de herramientas y estrategias para que los alumnos estén preparados para el futuro, de cara al 2040». Gañán y Reinoso recuerdan que estas clases virtuales son «adaptadas», es decir, no son obligatorias, pues como complementa Gañán «cada familia tiene unas situaciones concretas y puede que los alumnos no tengan acceso a un ordenador al haber más miembros de la familia que tengan que teletrabajar». Por ello, se hacen cargo de todas las variables que pueda haber. «Las clases suelen servir para repasar o puntualizar en temas en los que se tengan dudas», comenta Reinoso.
La exposición a las pantallas
Cada nivel opera distinto con estas clases virtuales, acotan la dos: «La franja de 0-6 tienen la exposición a las pantallas muy limitada al ser tan pequeños, con lo que se les asignan más bien tareas que hacer con las familias». En primaria, sí que hay más uso de pantallas, pero «no se hacen las horas de siempre, hay descansos y los ratos de pantalla se intercalan con tareas que los obliguen a apartar la vista del ordenador», dice Gañán.
La activación del plan les ha recordado a los profesores los tiempos de pandemia, incluso «no pensábamos que tendríamos que activar tan rápido un plan así». Tienen pensado profundizar en reuniones el protocolo a seguir y unificar plataformas virtuales a utilizar. La reacción de los alumnos de unos 8-9 años, cuenta Gañán, «suele ser más de recordatorio de cómo hacer las clases, pero los más mayores, ya tienen todo interiorizado de la pandemia».
El plan de centro
Reinoso también insiste en, que cada año, el profesorado trabaja por grupos para abordar los cursos según las experiencias vividas: «Tocamos niveles como el emocional, el psicosocial y el ambiental, con el objetivo de generar herramientas adecuadas para los alumnos». El plan de centro, de hecho, se articula a través de tres ejes: uno parte de la idea de «alumno maduro» y se centra en su bienestar personal, mental, físico y espacial; otro concibe al alumno como un ciudadano con espíritu crítico y competencias psicosociales y ciudadanas; y, el último eje se remite al concepto «ciudadano del mundo», donde se tiene en cuenta el plurilingüismo y multiculturalismo al servicio de su futuro.