El Ayuntamiento de Reus vivió ayer el pleno más largo y tenso que se recuerda de los últimos años. Más de seis horas de sesión en la que hubo de todo: debate político, intercambio de reproches entre los concejales, aplausos y abucheos por parte de la veintena de trabajadores del Hospital Sant Joan que se dieron cita en la sala y, sobre todo, una espectacular bronca entre los concejales de la CUP y el concejal de Medi Ambient y Ocupació, Dani Rubio, que acabó con los seis representantes cupaires abandonando sus escaños y sentados entre el público.
El momento más tenso del pleno se produjo durante la discusión de una propuesta de resolución sobre la pobreza energética que habían presentado conjuntamente el gobierno municipal (CiU, Ara Reus y ERC). Durante su intervención, Rubio se dirigió a la bancada de la CUP acusando a sus dirigentes de «incoherentes» cuando «las declaraciones de la renta de algunos de sus miembros no se ajusta a las políticas comunistas que defienden». Las palabras del concejal del gobierno encendieron a los concejales independentistas que rápidamente se levantaron de sus asientos y empezaron a gritar recriminando las palabras de Rubio, incluso algunos de ellos se acercaron hasta él con actitud desafiante exigiéndole que retirase sus palabras y pidiese disculpas. Los intentos del alcalde Carles Pellicer de tranquilizar los ánimos fueron en balde y el ambiente siguió igual de caldeado cuando los concejales de la CUP se sentaron entre el público negándose a ocupar sus asientos. El portavoz de la CUP, David Vidal, fue el único que se acercó hasta la bancada de su grupo para intervenir y decir que si «el concejal Rubio no pide disculpas no regresaremos a nuestros asientos». Finalmente, Dani Rubio, aún recordando que en sus palabras no había nombrado a ningún miembro de la CUP en concreto, accedió a pedir disculpas «por su alguien se ha sentido ofendido» y los cupaires regresaron a sus escaños, aunque no lo hicieron hasta el punto 23, donde se debatió –y aprobó- un recorte en los sueldos del equipo de gobierno.
Pero éste no fue el único momento tenso del pleno, ya que durante el mismo el alcalde Pellicer tuvo que llamar la atención a los trabajadores del Hospital Sant Joan quienes, a pesar de algunos aplausos, abucheos o comentarios en voz alta- en general mantuvieron una actitud correcta y aguantaron estoicamente las más de seis horas de pleno, ya que la moción que le atañía no se votó hasta el final.
Al alcalde Pellicer, a pesar de su papel de árbitro y mediador en los plenos, también se le vio más tenso y agresivo en algunas de sus intervenciones que en otras ocasiones. Al portavoz de Ciutadans, Juan Carlos Sánchez, llegó a decirle que «no le permitiré más demagogia, porque de política entienden cero. Y cuando le hablo míreme a la cara», después de que el primero le recriminase que uno de los motivos por los que su partido había presentado la moción para recortar los sueldos del equipo de gobierno era porque «nuestro alcalde, ahora viaja más a Madrid», en referencia a su trabajo como senador.
Pero donde se pudo ver al Carles Pellicer más desconocido, al menos como moderador de un pleno municipal, fue cuando entró al cuerpo a cuerpo con el portavoz municipal del PSC, Francesc Vallès, a quien le reprochó la responsabilidad de los socialistas en gobiernos anteriores del déficit actual que arrastra el Hospital Sant Joan de Reus.
La batalla dialéctica estaba servida y Pellicer y Vallès se enzarzaron en un cruce de reproches estéril que acabó empañando el final del debate sobre la moción del hospital, ante el murmullo de los trabajadores que había en los bancos.