«Seguiré trabajando incansablemente hasta el último día de mandato. Seguiré defendiendo los intereses de Reus y de su gente. Creo en el futuro de Reus. Creo en el futuro de la mejor ciudad del mundo». Con estas palabras resolvió este lunes el alcalde de Reus, Carles Pellicer, la incógnita sobre su candidatura. «No me presentaré a las elecciones municipales de 2023», zanjó.
Lo confirmó ante alrededor de 300 personas, en el escenario del Teatre Bartrina donde no hace tanto, en 2019, había desplegado un acto central de campaña con Junts per Reus que le condujo hacia el tercer mandato consecutivo. Una cita, aquella, en que confesó, sobre su rol como alcalde, que «vivo para esto y amo Reus con locura».
Si tras la segunda victoria aseguró que no repetiría pero lo hizo, lo que ya ha dejado muy claro es que no habrá cuarta vez. Pellicer, que debutó al frente del consistorio en julio de 2011, soltará la vara en mayo de 2023, tras 12 años liderando el gobierno reusense. Lo hará, como ha repetido en varias ocasiones, habiendo afrontado una crisis económica, una crisis política y una crisis sanitaria. «Me siento eternamente agradecido a quienes me han querido dar esta oportunidad», expresó.
Se mostró orgulloso de haber «tendido la mano a todos los partidos, colectivos e instituciones que quisieron ser partícipes y protagonistas» de su proyecto de ciudad. Destacó que «hemos puesto a las personas en el centro de todas nuestras políticas». Y subrayó la buena gestión económica: «La ciudad habrá devuelto en 11 años casi 300 millones de euros de deuda, ha reducido en 160 días el plazo de pago a proveedores y ha podido invertir más de 73 millones». La labor de «resetear el Ayuntamiento», expresó, «a muchos, estuvo a punto de costarnos la salud».
El tesón del alcalde en ejercer a pie de calle, omnipresente y últimamente bajando incluso ya al puerta a puerta –justo la semana pasada anunció la expansión de su programa de inmersión a los polígonos– mantuvo hasta última hora la incertidumbre sobre su continuidad. Ahora, el «no» público de Pellicer resulta una certeza que plantea nuevas dudas, sobre PDeCAT y también sobre Junts, que –ya sin Montserrat Vilella– parece decidido a armar su candidatura encabezada por Teresa Pallarès. Jordi Sànchez, secretario general de JxCAT, estuvo también entre el público.
Pese al título de su ponencia, ‘Creure en el futur de Reus’, el alcalde habló mucho más de presente que de futuro. Se refirió al Centre Social El Roser, recientemente inaugurado –fue la última presentación de la ya exconcejala Vilella antes de dejar el acta–, y al traspaso del Hospital Universitari Sant Joan de Reus a la Generalitat. Recordó los planes de traslado de la Facultat de Medicina de la URV a Bellissens, la construcción del Polilleuger Joan Rebull y el Polilleuger Cèlia Artiga. Y apuntó iniciativas que ya han comenzado a progresar, como el del Centre Aquàtic i de Fitness (CAIF), que generará una nueva piscina cubierta, o el Centre Cívic Gregal.
«Muchos son los proyectos empezados y pocos los que he mencionado como ejemplos pero piensen una cosa», precisó, y apuntó que «todos los hemos impulsado pese a sucesivas crisis: la económica del mandato 2011-2015; la inestabilidad y minoría política del 2015-2018; y la pandemia que nos ha asolado este mandato 2019-2023». «Visto en perspectiva, Reus, en lugar de paralizarse frente a cada crisis, ha sabido resurgir con más fuerza y eso se debe al espíritu de su gente, de los reusenses», afirmó.
Pellicer habló también del ‘reusenquisme’, que definió como «el valor de ser exigentes con nuestra ciudad de la misma forma que lo somos con nosotros mismos, porque la queremos y conocemos su potencial». «’Reusenquisme’ significa ser una ciudad capital», dijo.
Innolab, la Incubadora TIC o los exitosos Bons Reus coparon el apartado de economía y empresa. Y en cuanto a la forma de la ciudad, el alcalde aseguró que «si hiciésemos una encuesta, sin duda dirían que me he caracterizado por el microurbanismo», y aludió al «mantenimiento de la vía pública» como su mejor complemento y «un puntal de mis gobiernos». Fue entonces cuando se mostró más vehemente y se apartó, por un momento, del discurso leído para insistir en que «hacer de alcalde también es eso, o directamente es eso: es escuchar y atender a los vecinos». «No es un tema menor. No se equivoquen, no son mis cosas... Son las preocupaciones reales de la gente de Reus», afirmó.
El alcalde no eludió la autocrítica. «El gobierno debe ser honesto. No hemos podido avanzar tanto como querríamos en todo el desarrollo de la Ronda Nord, la centralidad del Vapor Vell o el macroproyecto del Carme; trabajamos en ello, van bien, aunque es lento», precisó.
Pero tampoco se privó de poner en valor las grandes apuestas del ejecutivo local. Del Eix Central, avanzó que «ha empezado a caminar con la redacción de los proyectos ejecutivos de la Calle Ample, la plaza del Condesito con la de la Llibertat y la del Víctor» y que «este último tramo, el de la plaza del Víctor con Ample, se ejecutará en 2022». Sobre La Hispània, indicó que «en cuestión de días aprobaremos los proyectos y las obras empezarán en meses». También detalló que el paseo de la Boca de la Mina «se irá ampliando» y que «hemos cuadrado el círculo con todas las administraciones y pronto, muy pronto, podremos celebrar el acuerdo definitivo con relación a la Estació Central del Camp de Tarragona». En cuanto a la transformación del Carrilet, concretó que «empezaremos atendiendo las necesidades de los vecinos, mejora de calles y limpieza» y que «en este entorno habrá un Mercat del siglo XXI con oferta gastronómica».
A lo largo de su ponencia, Pellicer fue rememorando y releyendo fragmentos de discursos anteriores. Recuperó uno de su toma de posesión, en 2011, que decía que «quiero abrazar la ciudad. Dedicaré todas mis fuerzas a impulsar Reus y me dejaré la piel. Yo lo siento así y vivo para esto». Once años después, «estoy satisfecho de este futuro que dibujaba», concluyó.