La portalada del antiguo Hotel de Londres da la bienvenida al nuevo Centre Social El Roser. La transformación del edificio que había funcionado como prisión ya es bien visible desde el exterior. A día de hoy se han ejecutado el 85% de las obras con la previsión de que están listas durante las próximas semanas y el equipamiento se ponga en marcha pasado el verano.
El proyecto fue ideado para atender las necesidades de las personas en situación de vulnerabilidad en un único espacio.
Ayer durante una visita de obras, el alcalde, Carles Pellicer, se mostró emocionado y orgulloso por el avance del proyecto que el Ayuntamiento presentó en 2018 y que ha sufrido algunos retrasos de calendario por la pandemia. Lo acompañaron la vicealcaldesa Noemí Llauradó, la concejala de Urbanisme, Marina Berasategui y la concejala de Benestar Social, Montserrat Vilella y los arquitectos y técnicos municipales.
Pellicer recordó que se está recuperando «un edificio de gran valor sentimental y arquitectónico (...) es un centro de atención a las personas único en el país, un lugar de referencia. No existe un espacio igual».
Por su parte, la concejala de Urbanisme, Marina Berasategui considera que se trata de «un proyecto de justicia poética» ya que «consigue recuperar el edificio de la antigua prisión y que se abra hacía la ciudad y la ciudadanía».
La concejala de Benestar Social, Montserrat Vilella dio a conocer que la gestión del Centre Social El Roser se sacaría a licitación. Por una parte, una empresa se hará cargo de gestionar los servicios de comedor social, la despensa social y la cafetería. Será imprescindible que sea una empresa de inserción laboral que promueva la integración sociolaboral para personas en riesgo o exclusión social.
Por otra parte, se licitará la gestión del servicio de alojamiento temporal a una empresa con experiencia social. Vilella recordó que «la pandemia ha hecho más evidente la necesidad de este equipamiento (...) queremos dar un servicio de atención y generación de oportunidades para las personas» y concluyó que con el proyecto la arquitectura se ha puesto al servicio de las personas.
Tras los parlamentos, los arquitectos iniciaron la visita. La redacción del proyecto del Centre Social El Roser se encargó a la UTE formada por Josep Ferrando, David Recio y Xavier Gallego.
La obra combina la recuperación del edificio de la antigua prisión de principios del siglo XX con una arquitectura ligera e industrializada. «Hemos construido una especie de Romeo y Julieta en qué el futuro y el pasado hablan al mismo nivel», dijo Ferrando.
En el exterior, se ha abierto una nueva plaza, en la calle Josep Caixés, con el derribo del muro exterior de la prisión. Se ha levantado una estructura metálica porticada que atraviesa la plaza y dibuja el límite que definía el antiguo muro de la prisión y que da continuidad a la portalada del Hotel de Londres. La nueva estructura metálica se vestirá con una cortina vegetal para que el espacio sea más agradable.
La parte del edificio que hace esquina con la avenida Montblanc albergará un espacio para la asociación de vecinos Xalets Quintana y otro con los servicios municipales del Pla d’Inclusió Social. En estas salas se ha conservado la arquitectura de piedra de la construcción de los años XX y según los arquitectos, se ha desenterrado el pasado de un espacio que fue reformado cuando funcionó como guardería hasta el 2013.
«Había falsos techos, paredes enyesadas, el pasado estaba enmascarado» dijo Ferrando, que detalló que ahora se han levantado los falsos techos dejando a la vista la estructura metálica existente con vueltas catalanas.
En el interior también se han conservado las paredes de colores azul y rosa que había en la guardería. En este espacio central del equipamiento habrá dos dormitorios con literas para alojar personas de forma temporal, uno para hombres y el otro para mujeres, con ocho camas cada uno. Las habitaciones tendrán patios exteriores como zona de descanso y pensados también para el acceso de los animales de compañía de las personas atendidas.
Otra sala, alojará la despensa social y finalmente, la zona dónde se ubicará el punto de gestión y distribución de alimentos, el comedor social y la cafetería es la que prácticamente se ha construido de nuevo con una estructura más ligera e industrializada. «Es un centro abierto en un sentido social y un ejemplo a nivel medioambiental», destacó Ferrando. Esta nueva estructura industrializada está diseñada con criterios de eficiencia energética, con materiales para conservar el calor en invierno. En verano se podrán abrir las ventanas de la parte superior y se podrá colocar una tela para impedir que entre el sol.
Las obras se adjudicaron a la empresa Vesta Rehabilitación SL por 1,8 millones, uno de los contratos más elevados del Ayuntamiento de los últimos años. Ahora se está trabajando en la licitación del mobiliario y en completar la instalación de la climatización y la cocina del centro.
Esperemos que el desenlace del Centre Social El Roser sea mejor que el de Romeo y Julieta.