Una ausencia inexcusable

La antigua sede del Náutico era un edificio singular y no debemos olvidar que nuestro Náutico tiene el honor de ser el más antiguo de España

15 febrero 2022 11:39 | Actualizado a 15 febrero 2022 16:17
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El martes 8 de febrero se inauguró en el tinglado núm. 1 del Port una interesante exposición de fotografías antiguas del puerto. Yo soy un amante de las fotografías históricas pues estas te muestran sin ‘engaños’ como fue la actividad en otro tiempo, en este caso del puerto de Tarragona.

En la exposición está exhibido de forma magistral el contraste de lo antiguo con lo actual, pero eché en falta dos fotografias, que sin embargo sí salían un segundo en el audiovisual. Son la del edificio de la Comandancia de Marina de Tarragona y la del Náutico, que por mi edad conocí muy bien ambas. El contraste de los edificios antiguos con los modernos es tremendo, como muestran las fotos.

El antiguo edificio del Náutico era un edificio singular y no debemos olvidar que nuestro Náutico tiene el honor de ser el más antiguo de España.

La anterior Comandancia era un edificio emblemático, contemporáneo y de la misma arquitectura del de Sanidad Exterior. La fotografía de la Comandancia de Marina debería tener un lugar destacado en la exposición porque forma parte inseparable de la historia, construcción y evolución del Puerto de Tarragona. 

Hoy en día es muy común tratar de obviar una realidad histórica sobre todo en ciertos ambientes politizados. Pero no podemos olvidar que fueron precisamente los Comandantes de Marina de finales del siglo XVIII y principios del XIX los que iniciaron la construcción del puerto ‘moderno’ de Tarragona.

Fue el Brigadier de la Armada Ruiz de Apodaca quien presento el primer proyecto del nuevo puerto en la corte del rey Carlos IV, y trabajó duramente para que éste aprobara, consiguiendo así sacar a Tarragona del enorme abandono que sufría a costa de otras ciudades como Reus, San Carlos e incluso Valls. Fue también su sucesor, el Brigadier de la Armada Juan Smith quien luchó y trabajó hasta su muerte, para construir un puerto que en pocos años puso en el marco marítimo a la  ciudad de Tarragona que desde la época romana miraba de espaldas a mar.

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