Un desafío en toda regla

Puigdemont dice que la participación es ‘clave’ para el éxito de referéndum, pero la norma presentada ayer no establece ningún mínimo para dar por válida la consulta

04 julio 2017 19:18 | Actualizado a 25 noviembre 2020 19:01
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El Govern de Catalunya y los grupos parlamentarios de Junts pel Sí y la CUP lanzaron ayer, en el Parlament primero y en el Teatre Nacional de Catalunya después, un desafío en toda regla al Estado con la presentación de la Llei del Referèndum d’Autoderterminació de Catalunya. El aspecto más sustancial del proyecto legislativo presentado ayer, con toda la liturgia independentista de las grandes ocasiones, establece que el Parlament procederá a declarar la independencia de Catalunya en 48 horas  si el número de votos afirmativos es superior al de votos negativos, al margen de la participación que se haya registrado en la convocatoria. Sorprende este aspecto de la norma cuando el propio president de la Generalitat, Carles Puigdemont, aseguró anoche en su intervención en el Teatre Nacional que las claves del referéndum son dos: la participación y el resultado. Parece lógico que hasta los más fervorosos partidarios de la independencia de Catalunya no puedan dar por válida una consulta que registre un número de votantes manifiestamente inferior a las medias habituales que registran los comicios en Catalunya. De cualquier modo, todo parece indicar que el objetivo fundamental de la convocatoria del referéndum es sentar las bases que consagren a Catalunya como sujeto de soberanía política. «Aunque gane el no nada volverá a ser igual tras el 1 de octubre» sentenció Puigdemont. Los demás aspectos estrictamente jurídicos que puedan analizarse en torno a la arquitectura de la Llei del Referèndum son casi insultantes para cualquier jurista que se precie. El articulado soberanista se consagra como verdad suprema, pasa por encima del Estatut y de la Constitución, y se erige en norma suprema a partir del derecho internacional interpretado de forma irrisoria. Es obvio que la argumentación jurídica es lo de menos. Junts pel Sí y la CUP pretenden únicamente lanzar un desafío al Estado y que salga el sol por Antequera. El Gobierno de Rajoy ha reiterado que el referéndum no se hará, pero llega tarde para reconducir la situación por la vía del diálogo.

 

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