La Covid ha hecho estragos en la salud, en la economía y en el estado anímico de todos. Pero creo que, lentamente, vamos a irlo dejando atrás. Al menos así opinan algunos científicos que entienden de pandemias e inmunidad de grupo: el epidemiólogo en jefe de la Casa Blanca, el famoso Dr. Fauci, y el Dr. López Acuña (reputado epidemiólogo español y ex directivo de la OMS), han manifestado recientemente que tienen gran confianza en que la vacunación masiva de la sociedad acabará con el grueso de esta lacra hacia finales de este año.
En definitiva, los científicos nos están diciendo que la situación sanitaria mejorará lenta pero inexorablemente, que no relajemos las medidas de protección pero que tampoco nos entreguemos al derrotismo, pues prevén que la salud y la economía se irán recuperando paulatinamente durante este año.
Esta recuperación de la economía, en nuestro caso, pasará por la vuelta de los millones de turistas nacionales y extranjeros que nos visitan cada año; nadie sabe exactamente cuándo, pero al mejorar las condiciones sanitarias y al levantarse poco a poco las restricciones a la movilidad, volverá a ponerse en marcha el negocio turístico, que ha sido sin duda uno de los sectores más castigados por el covid.
Muchos negocios se habrán quedado por el camino y hasta que la demanda no se recupere del todo (si es que llega a hacerlo en los próximos años) el empleo se resentirá. En esta situación de dificultad económica, los empresarios del sector querrán aumentar al máximo sus niveles de ocupación, lo que hace prever una competencia dura con bajada de tarifas.
Pero esta situación inicial en la que se compita por precio no debería ser la norma cuando se recupere en mayor medida la actividad. Creo que más bien deberíamos aprovechar esta crisis para apostar además por diversificar la oferta, no competir exclusivamente por precio y fomentar un turismo sostenible y de calidad.
Tarragona dispone de una patrimonio cultural e histórico de primer orden y de un entorno natural diverso que la hacen atractiva para un sinfín de actividades de ocio relacionadas con la naturaleza y el medio ambiente; también contamos con una gastronomía singular y una reputada producción agrícola y enológica (con varias denominaciones de origen propias) que nos permiten apostar también por el turismo gastronómico.
Además tenemos un clima favorable y una infraestructura de alojamientos y comunicaciones que hacen muy viable la transición hacia un turismo con mayor valor añadido: que apueste por los valores culturales, que sea más respetuoso con el medio ambiente y del que en definitiva todos nos sentamos orgullosos.
En estos momentos tan duros, en los que el problema para los trabajadores es su incertidumbre laboral, para los empresarios afrontar las pérdidas de este ejercicio y para las autoridades combatir la crisis sanitaria, pensar en el modelo turístico puede que no esté entre las prioridades de la mayoría. Pero cuando la actividad vuelva a recuperarse no podremos perder el tiempo en pensar cómo levantamos el sector; será mucho mejor si ya tenemos un plan de recuperación y empezamos a ponerlo en marcha.
Montse Martínez: Profesora de la URV y Abogada Grupo Gispert.