Hablemos de esa estrella con luz propia alrededor de la cual gira la Tierra. Sin el Sol no estaríamos aquí en comunión. Por eso, no extraña que cientos de civilizaciones le hayan rendido tributo a ese astro que cada amanecer aparece por el Este para proporcionarnos luz, calor y vida.
Nos remontamos al domingo once de mayo de 2003. Hace veinte años se planteó que el proyecto ITER tuviera como sede Vandellós y este diario publicó un extraordinario suplemento para explicarnos en qué consistía. Se trataba de una apuesta de treinta y cinco países para crear un laboratorio experimental donde conseguir la fusión nuclear que, finalmente, se instaló en Cadarache.
Aunque ITER responde a las siglas International Thermonuclear Experimental Reactor, significa camino o viaje. Su bonito nombre proviene del latín. El ITER era una vía auxiliar que discurría junto a las calzadas romanas y nos indica la voluntad del proyecto de iniciar una senda paralela a la autopista por donde circulan los modos de producir energía.
De la misma forma que el negocio del caballo se fue al traste cuando apareció el coche, la fusión sustituirá a todas las sucias y contaminantes fuentes de energía eléctrica. Como dijo Cristóbal Colón, «Siguiendo la luz del Sol, dejamos el viejo mundo».
Desde que Hans Bethe explicó en 1929 el poder del Sol, los científicos han perseguido el sueño de hacerlo nuestro. Y ahora que tenemos un grave problema energético mundial, conviene recordar en qué consiste y fase se encuentra.
La central de Vandellós produce la fisión nuclear, una fuerte liberación de energía producida por la separación de átomos. En aquella época existía mucha resistencia a su uso por los ecologistas y, sin embargo, en el mes de julio pasado se declaró por el Parlamento Europeo que se trata de una energía verde; con el solo problema de que los residuos radiactivos tardan 740 millones de años en desparecer.
El Sol lo aguanta todo y se están planteando enviárselos en un cohete con el consiguiente peligro apocalíptico, aunque la Asociación de Ecologistas de Lepe propone que viajen de noche evitando el riesgo de calentamiento.
Quitando el mercado spot que fija los precios de la corriente, la electricidad es uno de los grandes misterios para nuestras pequeñas mentes. Su enigma consiste en que, a diferencia del petróleo o el gas de los que depende su precio, un rayo no se puede confinar en una lata o una cisterna y debe estar todo el tiempo dando vueltas hasta agotarse en la cuchilla de la batidora o el tambor del lavaplatos.
Solo hay una ingeniosa forma muy ecológica de almacenarla, en centrales hidroeléctricas reversibles con dos lagos. El embalse de arriba es la pila de forma que las bombas suben agua cuando el kilovatio está barato (horas valle), y la bajan obteniendo el beneficio con la diferencia de precio (horas pico). Hoy están en proyecto varias de esas macrocentrales en Vitoria, Asturias o Canarias.
La fusión nuclear es algo realmente fascinante, mágico, un fenómeno que se produce en el interior del Sol y las estrellas que no paran de brillar ni de día ni de noche. Explicado de forma muy simple, consiste en crear un pequeño Sol en estado plasma del tamaño de la bola de drac, y que todas esas personas, gracias, que nos proporcionan esplendor, calidez y vida, lo sostuvieran en su mano para diferenciarlas de quienes emiten dióxido de carbono.
El proyecto ITER progresa adecuadamente y los experimentos van avanzando con buen ritmo. Los chinos han batido el récord de aguantar un sol en ignición durante ciento dos segundos, antes de que se ponga por el Oeste.
El problema es que deben calentarse los átomos a una temperatura tan elevada que por el momento hay que gastar más recursos para producir el solecito que lo que el solecito produce de vuelta.
Otro de los problemas de crear un Sol es limitar la reacción en cadena para que el plasma de protones y neutrones no entre simultáneamente en reacción y saltemos por los aires.
Y el último inconveniente será distribuirla. Una cosa es como hacían en la plaza Garibaldi de Méjico DF, donde te ofrecían una descarga de doce voltios para levantarte el ánimo, y otra poder dominar lo incontrolable para repartirlo sin que salgan chispas por los interruptores o caminemos con los pelos de punta.
Cuando consigan su uso industrial, las futuras centrales producirán una energía de ensueño: ilimitada, una cucharada de agua equivale a 28 toneladas de carbón; pura, sin emisión de gases, y barata, pues si una persona coge agua de la playa con el cubo de hacer castillos, tendrá energía durante toda su vida.
La fusión nuclear es una nueva forma de adoración y la clave del ITER es si el Sol llegará a salvar a su pequeño planeta antes de que sea tarde. Estamos hablando de algunos decenios y entretanto, la autopista va ser un caos repleto de mentiras oficiales. Prepárense para aprender la Danza sioux del Sol: Alcen la vista, levantan alternativamente un pie, canten ‘Wakan Tanka’ y cójanse la cartera.
La pobreza es la oscuridad y la Asociación de ecologistas de Lepe propone que no funcionen los ordenadores si no pedaleas mientras tecleas o que toda una ciudad genere, haciendo spinning, energía eléctrica para cuando pase el Ave.