Uno de los peores efectos de la pandemia durante esta Navidad será, sin duda, la soledad que sufrirán todas esas personas que no podrán reunirse con sus familias en unas fechas tan destacadas. Sobre todo, las que están lejos y no tienen con quién más reunirse. Pero, a grandes males, grandes remedios.
Es lo que debe haber pensado Maxime Adam Levy, un joven francés que vive en Bruselas y que no podrá regresar a su casa por Navidad. Con la premisa de que «nadie merece estar solo en Navidades», ideó un plan para ser «adoptado» por una familia en Nochebuena. Y en una semana su propuesta, lanzada por las redes sociales, ya ha sumado 265 solicitantes como él y 203 familias que se ofrecen a «adoptar» a alguien. No será fácil emparentar a todos, pues las restricciones belgas para frenar la transmisión del coronavirus establecen que cada familia solo puede acoger a un invitado –a dos en el caso de una persona que viva sola–.
Una de estas familias es la de María Rodríguez, una madre de dos hijos que se animó a participar porque sabe lo que es «estar sola, sin familia, ni amistades» durante Navidad en un país extranjero. «Si puedo ayudar, ayudo. Si puedo dar, doy», asegura esta española de origen madrileño y gallego, a quien le gustaría llenar su casa con invitados que no tienen adónde ir porque «donde come uno, comen diez». El bueno de Maxime aún no tiene casa, pero sí un gran corazón –«encontraré un sitio para todos y, si queda alguno libre, espero poder ser adoptado», dice–. Desde luego, no merece pasar solo las Navidades. No, ni él ni nadie debería pasar en soledad la Nochebuena.