Las medidas de urgencia que el Ministerio de Fomento aplicará en el tramo del Ebre de la N-340 consistirán en la construcción inmediata de once rotondas y la limitación de velocidad a 80 kilómetros por hora, además de mantener la colocación de conos en días especialmente conflictivos como ya se viene haciendo hasta ahora. Así lo explicó ayer a los alcaldes por los que atraviesa el siniestro tramo de carretera el subdelegado del Gobierno en Tarragona, Jordi Sierra. Esta actuación significará una inversión de diez millones de euros, pero no responde a ninguna de las reivindicaciones que vienen planteando los municipios afectados. Mientras no pueda disponerse de la autovía, cuya construcción se vislumbra a largo plazo por la complejidad de las expropiaciones y de toda la tramitación que implica una obra de estas características, los alcaldes planean obligar al tráfico pesado a circular por la AP-7 de peaje de forma bonificada, así como la gratuidad para el tráfico interno, como ya se hace en un tramo del norte de la provincia de Tarragona. La solución temporal de Fomento no responde, pues, a las exigencias del territorio. Sí que supone una anticipación a la utilidad que tendrá en un futuro la N-340 como vía interurbana y no de largo recorrido, pero en estos momentos el carrusel de rotondas, sin autovía alternativa y con las reticencias a pasar por caja, podrán disminuir la siniestralidad, pero la circulación será un verdadero calvario.
Rotondas a mansalva
El despliegue de rotondas disminuirá la siniestralidad pero convertirá la N-340 en una ruta no apta para premuras
19 mayo 2017 21:28 |
Actualizado a 22 mayo 2017 12:13
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