En uno de sus últimos artículos Fernando Ónega hablaba de «la frontera del Ebro» al considerar las reacciones a los indultos. Si en Catalunya el sentimiento mayoritario ha sido favorable, al otro lado del río no fue así en términos generales.
Ciertamente, si fuera un conflicto sencillo todos lo entenderíamos igual, pero es complejo. Prueba de ello es que el Procés tampoco se comprende igual dentro de Catalunya. Quien haya observado los resultados electorales en Tarragona-capital en los últimos diez años, habrá advertido que a la hora de contabilizar el voto independentista hay otro río fronterizo: el Francolí.
¿Qué significa esto? Que sin puentes no cruzaríamos el Ebro y sin ellos no atravesaríamos el Francolí. La convivencia necesita puentes.