El mundo recordará hoy las muertes de Cervantes y Shakespeare, porque justamente hace de ellas 400 años, pero en el Día del Libro cabe recordar también a uno de nuestros grandes: Josep Pla, fallecido el 23 de abril de 1981.
Lo que no se sabe tanto es que en sus últimos meses estuvo muy ligado al Monasterio de Poblet, donde pasó algunas temporadas, alternándolas con sus estancias en la clínica de Figueres, donde el monje Marc Vallés, por decisión del Abad, se internó en la habitación de al lado para ayudarle a comer y a tomar las medicinas.
Y al fin, cuando vio que la muerte se acercaba, dijo: «Porteu-me a casa. Es l’hora d’estar al Mas»; el Mas Pla, de LLofriu, donde tantos libros escribió.
Sobre el féretro una mano anónima depositó un ramo de flores silvestres del Empordà. Los libros y las flores en el adiós por Sant Jordi de un grande de la literatura catalana del siglo XX.