«¡Maricón!»

El asesinato de Samuel Luiz deja en evidencia los privilegios de unos por encima de otros

07 julio 2021 11:30 | Actualizado a 08 julio 2021 08:25
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El respeto a la diversidad salió a las calles a raíz de lo sucedido en A Coruña el pasado fin de semana. Era urgente poner el grito en el cielo, y se puso. ¡Y tanto que se puso! También lo estuvo haciendo con Orgullo el pasado mes de junio, pero parece ser que el mensaje no acaba de calar al completo en todas y cada una de las capas de la sociedad.

Desde el km 0 donde se televisa las Campanadas hasta las pequeñas ciudades de las rías gallegas, pasando por la antigua Tarraco, múltiples fueron los núcleos urbanos que reunieron a gente que forma parte –y no– del colectivo LGTBIQ+.

¿Para qué? Para denunciar la lacra social que se materializó hace unos días en el asesinato del joven Samuel, de tan solo 24 años, a manos de un grupo de energúmenos, al grito de «¡Maricón!». Homofobia latente, en estado puro: la única causa de la paliza mortal, ya que el resto de argumentos son excusas baratas.

Las redes sociales también ardieron, y arden todavía. Los usuarios no cesan en su lucha porque se haga justicia para Samuel. Su asesinato no debe caer en el olvido.

Hay quien no va de la mano de la persona que ama y no viste como desea por las posibles represalias que pueda sufrir. Recuerda que nadie quiere ser el secreto de nadie ni esconderse de sí mismo.

Vuelves a casa en soledad, con miedo. «¿Miedo a qué?», se preguntan muchos. Miedo al juicio de otros, temor a la brutalidad del odio ajeno. El corazón comienza a latir cada vez más rápido y anhelas que no pase nada cuando lo que te rodea son miradas inyectadas de aversión, risas que te menosprecian e insultos que dañan.

Y sí, señoras y señores, esto se continúa viviendo –si tienes la suerte de salir vivo– en una realidad que pregona ser avanzada. Dime de qué presumes y te diré de qué careces.

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