El libro La revancha del reportero, de Plàcid García-Planas, se cierra con esta frase: «La última palabra de toda crónica de guerra no la tiene el último disparo. La tiene el tiempo».
La traigo aquí viendo los esfuerzos de ETA por ganar el relato una vez perdida su guerra. Escenifican la entrega de armas a la «sociedad civil» (a la que se dedicó a asesinar), tratando de hacernos creer que ETA busca la paz, y que quienes tratan de impedirlo son los Estados español y francés. Conocemos demasiado los hechos para tragarnos el cuento.
¿Cómo pasará a la historia la acción de ETA? Lo probable es que, pasadas unas generaciones, la gente acabe olvidando. Niños macedonios juegan al fútbol sobre un cementerio de soldados del Káiser, y arrastran sus lápidas para marcar las porterías.
El tiempo todo lo cura.
Mientras tanto la herida sólo puede ser vendada por el perdón y la reconciliación.