Nos hemos encontrado con una enorme cantidad de problemas sin haberlos buscado. Primero, a causa de la pandemia; después, por la guerra en Ucrania y sus importantes consecuencias, como la subida desproporcionada de la energía y el combustible, la falta de cereales, la grave inflación y los innumerables focos abiertos en el país, provocados por los inventos diarios del gobierno para provocar el olvido del más grave problema que nos ocupa: la sequía.
No es la falta de dinero, que lo hay, sino la falta de compromisos serios y responsables por parte del gobierno, ya que para ellos las enormes soluciones a los grandes problemas son los remiendos, a los que ya nos tienen acostumbrados, y trasladan esa agonía a los políticos municipales, que no tienen otro remedio que aplicar restricciones en el consumo de agua.
Las pérdidas por la falta de precipitaciones aumentan, hasta este mes de mayo ya ascienden a 9.438 millones de euros. Nadie se salva, pero hay cultivos donde la situación es realmente dramática.
En cereales, la campaña media es de 21,4 millones de toneladas, por lo que ya damos por perdido el 70% de la producción. Aunque las compañías de seguro indemnizaran estas pérdidas, no se cubren en absoluto las cifras totales, arrojando unos números rojos millonarios. Menciono los cereales, pero son solo una mínima parte del gran problema.
Las pérdidas por la falta de precipitaciones aumentan, hasta este mes de mayo ya ascienden a 9.438 millones de euros. Nadie se salva, pero hay cultivos donde la situación es dramática
El conjunto de los países del Espacio Económico Europeo (EEA) han perdido casi 500.000 millones de euros en las últimas cuatro décadas. España suma 45.300 millones. Un reciente informe del Banco Central Europeo (BCE) señala a España y a las economías del sur, aunque también a Francia y Alemania, como los territorios más expuestos a la sequía por su situación geográfica.
La exposición de los cultivos a temperaturas cada vez mayores, a la que hay que sumar episodios cíclicos de sequía que lastran la producción del sector y, en consecuencia, se ven obligados a tener que subir los precios. De hecho, los economistas calculan que cada grado centígrado extra significa dos décimas de encarecimiento.
Funcas apunta a que los episodios climáticamente adversos volatilizan la producción agraria y una sequía leve, cada vez más frecuente en España, se lleva por delante dos décimas del PIB y daños colaterales en el sector energético y turístico.
El Consejo de ministros aprobó el 11 de mayo un Real Decreto Ley que incluye un paquete de medidas urgentes de apoyo al sector agrario para hacer frente a la prolongada situación de sequía y al agravamiento de las condiciones del sector primario como consecuencia de la guerra en Ucrania.
Entre ellas, se incluyen ayudas directas para los sectores agrícola y ganadero, que superan los 636 millones de euros, además de la subvención de hasta un 70% del coste de las pólizas de seguros por la sequía de los cultivos más comprometidos por la falta de lluvias y las elevadas temperaturas. El impacto económico de todas las medidas adoptadas hoy en el ámbito agrario suma algo más de 784 millones de euros para los agricultores. Las pérdidas suman, hasta este mes de mayo, 10.000 millones de euros. Como ya he dicho, remiendos insuficientes y absurdos. No vamos bien.
Ya han entrado en vigor restricciones en el uso de agua que afecta a 224 municipios de 15 comarcas catalanas. La cantidad media por habitante y día no deberá superar los 230 litros
Cataluña vive la mayor sequía de su historia y los científicos no ven el final. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, advierte de que la sequía es el principal y primer gran problema de Cataluña y asegura que se repetirá en el futuro. La falta de agua conducirá a algunas zonas de España a la aridez en las próximas décadas y los expertos reclaman una adaptación del consumo y nuevas formas de aprovechamiento.
Las primeras semanas de 2023 han agravado la situación, así que ya han entrado en vigor restricciones en el uso de agua que afectan a 224 municipios de 15 comarcas catalanas y a seis millones de habitantes. Estas zonas deberán reducir un 40% el consumo de agua destinada a la agricultura y un 15% al uso industrial. La cantidad media por habitante y día no deberá superar los 230 litros.
Esto sigue y no va a pararse aquí. Debemos pedir medidas urgentes y reales ajustadas al problema con carácter de máxima urgencia y abordar este gran problema ya.