Mañana sábado 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Esta jornada fue proclamada en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. El objetivo era lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas, además para lograr la igualdad de género.
Y es que en pleno 2023, aún hay cifras que nos demuestran que hay mucho por hacer si se quiere conseguir la plena paridad entre hombres y mujeres en el sector de la ciencia y la tecnología. Nos fijamos en algunos datos.
Ya desde la etapa universitaria se percibe una brecha de género. Solo el 18% de las personas graduadas especializadas en el sector tecnológico son mujeres. Eso sí, poco a poco se observa un pequeño cambio, ya que el porcentaje de mujeres que han elegido estudiar carreras tecnológicas ha aumentado cinco puntos en los últimos años, según datos de INCIBE (Instituto nacional de Ciberseguridad).
Por otro lado, el número de mujeres investigadoras en nuestro país supone el 43% de la comunidad científica española. Este es un dato prometedor, pero, atención, entre los investigadores españoles más citados, solo el 11,5% son mujeres. Además, el 16% de proyectos de investigación en España están dirigidos por mujeres, según se desprende del estudio ‘Indicadores de género en el emprendimiento de I+D+i’. Esas cifras son, todavía hoy, realmente muy bajas.
En nuestro país se observa como hay muchas mujeres científicas que están en los escalones más bajos de la cadena, pero son muy pocas las que cuentan con cargos de responsabilidad. Además, la maternidad puede suponerles una carga extra y para muchas científicas es casi imposible compaginar la vida familiar con la investigación en un campo en el que, recordemos, sigue habiendo mucha precariedad y los contratos no suelen ser muy largos.
Pero en este punto habría que preguntarse qué hay que hacer para cambiar esta tendencia en el sector científico y tecnológico. Según nos cuenta Marina Pastor, General Growth Manager de Ironhack Iberia, «habría que aplicar algunos cambios que incentivaran la presencia de mujeres en los puestos directivos. Desde mejorar los permisos parentales hasta promover procesos más equitativos y menos competitivos que sitúen constantemente a una ganadora y una perdedora. De esta manera, no se fuerza a la mujer a tener que elegir entre su carrera y su vida personal, sino que puede conciliar ambas». Según Pastor, se está rompiendo la idea de que este sector es «una cosa de hombres». «Por ejemplo, la imagen clásica de los años noventa del típico programador o desarrollador web se ha quedado obsoleta y son muchas las mujeres que encuentran sus referentes dentro y fuera de España», apunta.
Algunos expertos en este tema cuentan que hoy en día hacen falta referentes femeninos visibles que sirvan de modelo para el resto de mujeres. El objetivo es que ya en la escuela primaria se puedan despertar vocaciones tempranas de futuras investigadoras entre las alumnas y así cunda el ejemplo.
Lo cierto es que si preguntamos en la calle un nombre de un científico o científica la mayoría recordará a Newton, Einstein, Hawking, Darwing, Pasteur o Fleming, etc. Todos ellos hombres y muy pocos nombrarán a Marie Curie, considerada para muchos «la madre de la Física Moderna»; Lise Meitner, la física responsable de la fusión nuclear, o la española Margarita Salas, conocida por su descubrimiento sobre la enzima ADN polimerasa, cuyo papel ha sido imprescindible para el desarrollo de la genética.
Es verdaderamente injusto que muchas de estas mujeres no hayan sido reconocidas históricamente como ellas merecían. Si hubieran sido hombres, ¿sus gestas habrían sido más ensalzadas?
Dejamos ahí el debate sobre la mesa y esperemos que llegue un día en el que veamos más mujeres tomando decisiones importantes en este sector puntero y tan importante para nuestro presente y futuro.