Apenas cinco kilómetros en bicicleta y desde Ivars llegábamos al Tarròs. No sabíamos de la casa de Companys por los libros de bachillerato, sino por nuestros padres, que a la vez nos decían: miradla, pero no os acerquéis mucho. Durante un tiempo estuvo vigilada.
Era la casa misteriosa. Mirábamos por la verja sin entrar en el patio, que era a la vez corral. La casa, de dos siglos de antigüedad, estuvo lleva de vida (los padres de Lluís Companys tuvieron once hijos, aunque tres murieron prematuros). Cuando íbamos vivía en ella Josep Company, sobrino del President.
Me han venido estos recuerdos en el 75 aniversario de su fusilamiento. En tal aniversario Artur Mas declara hoy ante un juzgado. Hubo otra coincidencia anterior: el día que Companys compareció ante el juzgado militar fue el 6 de octubre de 1940. Hacía seis años exactos de su proclamación de la República Catalana.