Hubo huelga, pero distinta: ahora no consiste en dejar de trabajar, sino en no dejar trabajar.
UGT y CC.OO se desmarcaron, y el convocante de la ‘aturada de país’ fue la Intersindical, que en las elecciones obtiene el 0,43% de los sufragios. Tuvo la simpatía de la ANC y, sobre todo, los Comités de Defensa de la República (CDR) manejados por la CUP, de inspiración cubana. Se dedicaron a cortes de carreteras y trenes. Siempre pacíficos, mientras no se les moleste.
La reivindicación fue la libertad de los encarcelados, y la estrategia de «cuanto peor, mejor». Se trata de perjudicar a la economía. Lluís Llach dijo que «mientras no actuemos sobre la prima de riesgo, Europa no nos comprenderá».
Este hombre sabe de política y economía lo mismo que yo de cantar.