«Convocada una concentración en la plaza de la Font en contra de la subida de impuestos aprobada por el Ayuntamiento». Ciudadanos y asociaciones de vecinos movieron este mensaje en redes sociales, de forma espontánea, para protestar el pasado viernes delante del consistorio. La iniciativa ‘pinchó’, apenas 150 personas acudieron al llamamiento y lo hicieron de forma silenciosa, sin proclamas ni pancartas. Ya sabemos que la sociedad de Tarragona no es de movilizarse ni de alzar la voz. En Reus sí se armó: un millar de vecinos tomó el Mercadal, el lunes, entre gritos de «no queremos pagar» o «ladrones». Era la segunda manifestación convocada allí; la anterior, tres días antes, reunió a un centenar de personas.
Los ánimos están crispados. Los ciudadanos están «hartos» de pagar, a base de tributazos, la mala gestión y el despilfarro de sus dirigentes (véase los 40 millones de euros del esperpéntico parking Jaume I de Tarragona). Hoy saldrán a la calle a protestar los vecinos de Torredembarra y en Cambrils ya se lo están planteando. La ciudadanía está cansada de poner siempre la otra mejilla. Que tomen nota los que mandan.