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Yakarta 2.0

17 enero 2023 14:44 | Actualizado a 18 enero 2023 07:00
Joan Ruiz Carbonell
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De repente, dirigentes sindicales y personas comprometidas con los ideales de izquierdas empezaron a recibir mensajes anónimos del tipo «Yakarta se acerca», «Yakarta viene» o simplemente «Yakarta». No solo anónimos, en el barrio alto de Santiago de Chile mensajes como este aparecieron en postes y paredes en los meses previos al golpe de Estado de Pinochet que acabó con la democracia y con el gobierno progresista del presidente Salvador Allende.

«Yakarta». ¿A qué se refería este mensaje que llevaba por nombre a la capital de Indonesia? A un hecho poco conocido pero que representa uno de los peores genocidios cometidos en el siglo XX. En 1965 el Ejército indonesio dio un golpe de Estado y se hizo con el poder. En cuestión de unos pocos meses centenares de miles de personas (no menos de medio millón de seres humanos) fueron asesinados acusados de ser «comunistas».

Dentro de esta categoría de presuntos «comunistas» estaba, en realidad, cualquier persona con un mínimo de sensibilidad social, estudiantes universitarios, mujeres que defendían sus derechos o delegados sindicales e intelectuales. Todos y todas fueron asesinados en medio de la indiferencia del mundo. Esto es lo que significa «Yakarta».

Por cierto, un año antes fue el Ejército de Brasil el que dio un golpe de Estado que depuso al gobierno democrático del presidente Goulart acusado de ser «social-comunista» (en realidad, era un gobierno no ya de izquierdas, sino simplemente reformista que quería reducir les desigualdades sociales).

El método «Yakarta» empieza con un mensaje inequívoco: el Gobierno democrático progresista y feminista es «ilegal»

Pues ni eso. Golpe de Estado y 20 años de dictadura militar. Cuando vemos las imágenes de los partidarios de Bolsonaro agitando pancartas tipo «¡Ejército al poder!» delante de los cuarteles militares están pidiendo precisamente esto, un golpe de Estado militar que deponga al gobierno de izquierdas del presidente Lula. Método «Yakarta» en estado puro.

¿Puede pasar esto en nuestro país? Estamos en un Estado miembro de la Unión Europea en el año 2023. Pero cuidado, el método «Yakarta» empieza con un mensaje inequívoco: el Gobierno democrático progresista y feminista es «ilegal». Y esta música el PP-Vox ya hace tres años que la agitan en España.

Hace meses que los portavoces de la extrema derecha-derecha de siempre dicen que tenemos un gobierno okupa que «es amigo de los golpistas y de los terroristas». El campo del odio y del fanatismo está sembrado. A quien crea que lo que ha pasado en Brasil es imposible que pase en nuestro país, que recuerde las imágenes del Capitolio de Estados Unidos asaltado por fanáticos de extrema derecha.

Hubiéramos dicho todos que en un país de tradición democrática tan arraigada como en Estados Unidos estos hechos hubieran resultado impensables...pero pasaron.

Digo todo esto porque por las redes y el poder mediático dominado por la derecha ya ha empezado a correr el bulo de que si el Partido Socialista y las fuerzas progresistas vuelven a ganar les elecciones generales será «porque habrá habido fraude» y, en consecuencia, el resultado será «ilegítimo».

Hay que defender las instituciones democráticas porque son la garantía de las libertades de todos y de todas

En las redes de extrema derecha se afirma alegremente que el resultado será manipulado por el Gobierno a través de la empresa encargada del recuento. Lo mismo que decía Trump. Lo mismo que dice Bolsonaro (tan admirado por el señor Abascal y la gente de Vox, por cierto). Gobierno y elecciones democráticas «ilegítimas». Es decir, Yakarta 2.0.

Ante estos hechos y ante la irresponsabilidad inaudita que demuestra no tan solo la extrema derecha, sino también la derecha, digamos, tradicional, debemos evitar que la ira y el fanatismo se propaguen entre la ciudadanía a pie de calle. Hay que defender las instituciones democráticas porque son la garantía de las libertades de todos y de todas.

Hay que recordar que lejos del catastrofismo que alimenta el tándem Abascal-Feijoo, y pese a todos por problemas derivados de la pandemia y de la guerra de Ucrania, somos en el país de la Unión Europea que más crece, el que tiene una inflación menor y que generamos unas tasas de creación de puestos de trabajo que no teníamos, ni remotamente, cuando el PP gobernaba con mayoría absoluta.

Y este es el camino por el que debemos seguir avanzando sin dar margen a aquellos que quieren envenenar la convivencia para conseguir por vías espurias aquello que no logran en las urnas. Lo único realmente ilegítimo en términos de ética democrática es alimentar el odio al considerado «otro» para desbancar a un gobierno constitucional utilizando cualquier medio, sin escrúpulos, acusándolo de «ilegítimo» sin razón ninguna. «Yakarta» debe ser erradicado de nuestra vida política porque es un auténtico peligro para la convivencia. Y hay que hacerlo ahora, cuando todavía estamos a tiempo de advertir antes que de lamentar.

«Mejor comer pan de mendigo con quienes amamos vivir, que llevar la culpa consigo y probar su sangre en rico festín».

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