Primeras horas del lunes, 24 de julio de 2023. El día antes, con una baja participación electoral, el Vox-PP ha logrado la mayoría absoluta en el Congreso y en el Senado. Tiene por delante cuatro años de poder omnímodo, al que hay que sumar los pactos que ya han alcanzado en ayuntamientos y comunidades autónomas. Esa misma noche se han emplazado a formar Gobierno cuanto antes para «derogar todo lo que ha hecho el sanchismo».
Dicho y hecho. En sus primeras declaraciones como presidente y vicepresidente in pectore, tanto Alberto Núñez Feijóo como Santiago Abascal, respectivamente, ya han avanzado que los incrementos tanto del salario mínimo como el de las pensiones públicas son «excesos» que «se produjeron durante el sanchismo» que habrá que revisar. Tales «excesos» deben ajustarse «a la realidad dictada por los mercados financieros», sin la intervención de los poderes públicos, para lograr «la ansiada generación de actividad económica».
Violencia machista y de género. Según el tándem de la derecha extrema con la extrema derecha tal cosa no existe
También anuncian que derogarán de inmediato los impuestos a las grandes fortunas, las grandes corporaciones empresariales y a las energéticas que impulsó el presidente Pedro Sánchez, ya que son «creadores de riqueza» que, según parece, no pueden ser molestados ni cuestionados, so pena de las mayores catástrofes económicas si alguien se atreve a hacerlo como lo hizo «el sanchismo».
Violencia machista y de género. Según el tándem de la derecha extrema con la extrema derecha, tal cosa no existe, es un «invento del sanchismo con tufo totalitario». Si pasa alguna cosita es un tema de violencia «intrafamiliar» que se trata, como ha pasado tradicionalmente, en familia (¡Como Dios manda, coño!, debe pensar Abascal). El Ministerio de Igualdad, como ya avanzaron en precampaña, directamente se suprime porque «hay que ahorrar». Y algún asesor naïf de esta nueva extrema derecha (que es la extrema derecha de siempre versión 2.0) se atreve a decir por lo bajini «en cosas superfluas».
Sigamos, Cataluña. Hay que recordar que el líder de la extrema derecha, señor Abascal, ya había advertido previamente que lo que pasa en Cataluña se arregla a bofetadas y que había criticado al presidente Pedro Sánchez, literalmente, por «falta de agallas» por no haber «abofeteado a Aragonés en público y en directo». Quien dice estas cosas tan sensatas es el nuevo vicepresidente del Gobierno de España, o quién sabe si también el nuevo «ministro de Familia», o quién sabe si también el nuevo ministro del Interior.
La buena noticia es que todavía no estamos a lunes, 24 de julio. La historia todavía está por escribir. Piensa y, sobre todo, vota
Ante esta declaración de intenciones, entidades y partidos independentistas anuncian un nuevo frente nacionalista para agitar «la confrontación», con movilizaciones en la calle. A partir de aquí no hace falta ser muy listo para prever una nueva dinámica de acción-reacción, como la que se produjo el 2017 o el 2019, con el resultado desastroso conocido por todos y todas. Y ya no me atrevo a pensar cómo puede acabar tal nueva espiral... Una cosa está clarísima, adiós a la dinámica del reencuentro y de garantía de la convivencia que ha habido en Cataluña con el Gobierno socialista.
¿Soy el oráculo de Delfos? No. ¿Tengo virtudes adivinatorias? Menos. ¿He dicho algo que tú no hayas pensado? Tampoco. ¿Hay un riesgo cierto de que tales cosas puedan llegar a pasar? Verdad.
Por tanto, intentaré ser breve pero clarísima: hay que ir a votar masivamente. Si todas y todas vamos, tendremos cuatro años más de Gobierno de progreso y el Vox-PP no pasará. Segundo, Tarragona puede volver a ser decisiva. Esto puede ir literalmente de unos pocos diputados-diputadas... Pero para lograrlo no basta con ir a votar masivamente, hay que hacerlo por el PSC, el Partido Socialista, el único que puede ganar las elecciones al tándem de la derecha. Hay que hacerlo por el presidente Pedro Sánchez, el objeto del odio de los ultras. Si todas y todas vamos a votar, ganamos. En caso contrario, el día 24 será demasiado tarde para lamentarlo...
La buena noticia es que todavía no estamos a lunes, 24 de julio. La historia todavía está por escribir (aunque es cierto es que la derecha y sus terminales económicas y mediáticas huelen la victoria y están eufóricas). Entre sus propósitos y la realidad está tu voto. Piensa, movilízate y vota. Vota en conciencia por el país que quieres dejar a tus hijas e hijos. «Pasar» de ir a votar o dividir el voto progresista en opciones minoritarias que no tienen ni la más mínima opción de llegar al Gobierno tan solo acerca al Vox-PP al poder. Piensa y, sobre todo, vota.