Francisco beatifica hoy a Juan Pablo I respondiendo al sentir de la Iglesia manifestado ya desde la muerte de Luciani, cuando en el Vaticano se recibieron cien mil cartas pidiendo la apertura del proceso de glorificación.
Cuando llegué a Roma estaba expuesto en el Vaticano y cientos de personas guardaban cola para pasar unos segundos frente a sus restos mortales. Entré con un grupo al que los guardias abrieron paso: eran de su pueblo natal Canale d’Agordo. En los veranos de su juventud trabajaba como pastor de vacas y cabras en aquellas montañas quien iba a ser pastor universal.
El funeral en la Plaza de San Pedro se vio azotado por una fuerte lluvia. El responsable del protocolo litúrgico no podía ser más adecuado para afrontar la situación, monseñor Noé.