Ayer fue el aniversario del 18 de julio de 1936, cuando comenzó la Guerra Civil. Aún sobrecoge leer relatos de lo sucedido. En Ivars d’Urgell (1.800 habitantes), no murió nadie dentro del pueblo, pese a tener el frente en Balaguer a solo 20 km, pero una cuarentena de jóvenes ivarsenses fallecieron en los frentes bélicos.
Prueba de lo poco que costaba matar a alguien (aunque en este caso no ocurrió) es que cierto campesino que se despidió con un adéu de dos milicianos con quienes compartió un trago, oyó que uno decía al otro: «Ha dit adéu. Fotem-li un tiro?».
Al entrar las tropas de Franco una vecina, que había deseado que llegaran, gritó desde su ventana: «¡Vivan los fascistas!». Uno de los soldados le corrigió: «Tiene que decir nacionales».