Coincidiendo con el día de los enamorados, leo un artículo que expresa preocupación sobre el papel que jugará la Inteligencia Artificial (IA) en el amor. Grandes empresas que manejan algoritmos saben todo de nosotros: qué hacemos en cada momento, qué nos interesa, qué nos distrae, qué compramos, qué leemos...
Del mismo modo que la IA interviene hace tiempo en nuestros pensamientos con sus ofertas y consejos, ¿llegará el día en que influirá también en nuestras emociones amorosas o decisiones éticas? ¿Será capaz de inducirnos al perdón o a la venganza, a la lealtad o al divorcio, a la paciencia o al suicidio?
El dueño de nuestras vidas, que profetizó Orwell en su novela 1984, ¿vendrá ahora disfrazado de informático inteligente?