Pascual trabajaba en una agencia de viajes y admiraba a Teresa de Calcuta. No pudo conocerla en un viaje a la India, pero cuando ella viajó a Madrid, vio la ocasión. La encontró preocupada porque era domingo y no sabía cómo podría comprar un vuelo a Yugoslavia. Él se lo arregló y aprovechó para preguntarle: «¿Qué puedo hacer para servir a los demás?». Contestó: «Haz bien tu trabajo, atiéndeles con paciencia y ama».
Estos días el Diari hace un despliegue espectacular de la conexión de trenes y autobuses en Sant Vicenç de Calders. Me ha llamado la atención una viajera anónima que informaba a los pasajeros; y el jefe de la R2 Sud, Ramsés Garcés, con nombre de faraón, pero admirable actitud de servicio. «¡Así se hace!», le hubiera dicho la santa de Calcuta.