En el acto final de la Diada, Lluís Llach dijo desde la tribuna: «A Catalunya la normalitat som nosaltres». Es una opinión muy respetable, pero en los mismos días, en una entrevista en Catalunya Ràdio calificó al president Salvador Illa de ‘fascista’, y luego rebajó con buen humor el adjetivo y lo cambió por otros dos: ‘parafascista’ y ‘pseudofranquista’.
Estos adjetivos contra el adversario político no los utiliza la ‘normalitat’ de los ciudadanos de Catalunya, ni siquiera los que piensan como él.
El cantautor ya se extralimitó anteriormente en sus calificaciones. En 2017 llamó ‘cerdos’ a tres dirigentes de la Unión Europea (Tusk, Junker y Tajani) que recibieron en Oviedo el Premio a la Concordia. Lluís Llach debería cuidar más los adjetivos.