Lluvia

Los días de lluvia son días de interior. No me refiero a las lluvias torrenciales. Me refiero a las lluvias clásicas que también existen. Enmedio de toda esta «nueva lluvia» rompo una lanza en favor de la lluvia de toda la vida. Como los restaurantes de toda la vida o la ropa de toda la vida. Cosas que no cambian. La lluvia invita al interior y ya puestos invita a un particular tipo de interiores. Mientras afuera arrecia el temporal (arrecia...verbo maravilloso) me imagino una tarde de lluvia en Buly Officine Universelle en la Rue de Saints Peres cerca del Sena. Es una boutique de perfumes, esencias, velas, inciensos, peines, caligrafías, señoras vestidas con faldas y jerseis azul marino, moños y jabones. Caoba, música de Sigur Ros y japoneses. Los creadores del invento se llaman Victore de Taillac y Ramdane Touhami. Ella francesa de pura cepa de familia con chateaux y sello centenario (y algún antepasado guillotinado). Él, un chaval del Atlas, que nació en una casa sin agua corriente. Esta combinación explosiva es el rey Midas de París. Ahora han inaugurado una gasolinera en el Boulevard des Invalides, con una divisa imbatible: la buena educación y el trato amable mientras tu coche se alimenta. Yo quería hablar de la lluvia pero como no soy poeta me he ido por los cerros de Úbeda. Me he ido a una tarde en París, con las gotas de agua relucientes en los adoquines y un perfume en el cuello.