A Mark David Chapman (Fort Worth, Texas, 1955) le han denegado la libertad condicional en doce ocasiones.
Está preso en el centro correccional de Attica por uno de los asesinatos más mediáticos de la historia: el 8 de diciembre de 1980 acabó con la vida del músico John Lennon. Le esperó en la entrada del edificio Dakota de Nueva York, donde vivía, y le disparó seis veces con una pistola del calibre 38: cuatro balas impactaron de forma mortal en la espalda y el hombro izquierdo del Beatle. Chapman sacó un ejemplar del libro El guardián entre el centeno y leyó en medio de la escena hasta que llegó la policía.
El pasado viernes se cumplieron 43 años de aquel crimen. Lennon fue un genio precoz, con una infancia complicada y un talento desbordante.
Apenas tuvo contacto con su padre y su madre murió atropellada por un agente borracho cuando él era un adolescente. La música fue su pasión. Con The Beatles alcanzó la inmortalidad y con la canción Imagine se convirtió en un símbolo de la lucha por la paz.
Pero el mundo idílico que imaginó no existe: tenemos el foco en los conflictos en Ucrania y Gaza, pero hay más en Burkina Faso, Somalia, Sudán o Yemen.
