Todo el que tenga hijos sabrá de lo que hablo: es de noche y el bebé no para de llorar. Resulta agotador y estresante. Yo lo sé bien. Cuando mis hijas eran pequeñas realicé no sé cuántos kilómetros caminando por la casa de noche con ellas en brazos intentado que se durmieran. Sí, porque en el reparto de papeles como padres, a mí me tocó, entre otras labores, acostarlas y dormirlas cuando se despertaban de madrugada, pues aún no sé muy bien por qué pero a esas horas intempestivas parecía que solo sabían decir ‘papá’. Y les aseguro que no era una tarea precisamente sencilla. Combinaba aquellos paseos en penumbra con todo un repertorio de canciones, que incluía desde cantautores como Paco Ibáñez o Víctor Manuel hasta el Txoria txori de Mikel Laboa, entre otras muchas. No se imaginan el grado de satisfacción que experimentaba cuando después de unas cuantas vueltas y otras tantas canciones se dormían. Lo hice hasta que por fin cogieron el hábito de dormirse solas. Lo hice, pese a los consejos de un conocido pediatra que recomendaba dejarles llorar hasta que se durmieran. Yo no tenía corazón para eso. Bueno, aquella época ya pasó –aunque todavía hoy si mis hijas se despiertan de madrugada siguen diciendo ‘papá’–, pero reconforta saber que la ciencia asegura ahora que la mejor manera de calmarlos es cogerlos en brazos y caminar con ellos durante unos minutos, porque sus cuerpos se relajan. Un consuelo después de tantas noches de insomnio y de tantos paseos.
Dormir a los hijos
17 septiembre 2022 20:04 |
Actualizado a 17 septiembre 2022 20:05
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