Hace unos días, ‘Diari de Tarragona’ organizó la jornada ‘El momento de la industria. Oportunidades y retos’, en la que participamos en representación de los trabajadores del sector petroquímico. Fue una gran oportunidad para analizar algo que ya venimos diciendo desde hace tiempo: hay que pasar a la acción para defender nuestro gran tejido industrial, generador de puestos de trabajo estables y de calidad, claves para la cohesión social.
Sin caer en alarmismos, y tal como se evidenció en las diferentes ponencias y mesas redondas, estamos en un momento crítico: de grandes oportunidades, pero también de grandes riesgos. Un auténtico ser o no ser. Así lo indicaba hace unas semanas el Informe Draghi, que alertaba de la necesidad de inyectar recursos económicos a la industria europea para garantizar su competitividad frente a las amenazas que representan otras áreas del mundo donde la actividad industrial tiene precios de la energía más baratos, más y mejor acceso a las materias primas y, muy especialmente, más rapidez en los trámites ante la Administración.
La industria representa en nuestra provincia un 31% de su Valor Añadido Bruto, según el Anuario Económico Comarcal del BBVA
Tarragona no es, en absoluto, una excepción. La industria representa en nuestra provincia un 31% de su Valor Añadido Bruto, según el Anuario Económico Comarcal del BBVA, recientemente presentado, que sitúa la media de Catalunya en el 19%. El de nuestra provincia es un buen dato, en la línea de los objetivos de reindustrialización de la Unión Europea, tal como certificó Manuel Szapiro, máximo responsable de la delegación de la Comisión Europea en Barcelona, que describió el entorno económico de Tarragona como un “ecosistema paradigmático” de lo que tiene que ser Europa a nivel industrial.
Pero el hecho de serlo no significa que esté garantizado que podamos seguir siéndolo. En el turbulento escenario actual, el riesgo de deslocalización es evidente. Nuestro sector más importante, el petroquímico, afronta el reto de descarbonizarse, un proceso que también es una gran oportunidad, pero para el que va a necesitar financiación pública, tal como explicaron los representantes de las empresas.
Nuestro sector más importante, el petroquímico, afronta el reto de descarbonizarse, un proceso que también es una gran oportunidad, pero para el que va a necesitar financiación pública
Y si esta es una necesidad evidente, también lo es que se retire de manera definitiva el denominado impuestazo, creado por el Gobierno de manera provisional en un momento muy adverso (la caída de la economía después de la Covid), pero que ha pretendido convertir en un gravamen definitivo, lo que provocó la amenaza de una empresa como Repsol de llevarse a Portugal unas inversiones que suman 1.100 millones de euros y que, además, van en la línea de la descarbonización que necesita nuestro gran motor industrial.
En este sentido, alineados con la defensa y la creación de nuevos puestos de trabajo, estamos de acuerdo con las palabras del director del Complejo Industrial de Repsol en Tarragona, Javier Sancho, que instó a la clase política a ponerse de acuerdo para dibujar una hoja de ruta única y de consenso. Que contemple soluciones fiables a los enumerados déficits de competitividad que sufrimos: el precio de la energía, el acceso a las materias primas y la agilidad administrativa. Ese es el mensaje que necesita nuestra industria para seguir ejerciendo de motor de creación de riqueza, empleo y cohesión social.