El próximo 8 de abril, la banda terrorista ETA procederá a la entrega de las armas. El desarme será unilateral e incondicional y se llevará a cabo a través de una notificación en la que los terroristas detallarán los zulos que todavía están operativos, con la supervisión del Comité Internacional de Verificación, constituido a finales de 2011. El anuncio pone fin a una sangrienta historia que ha dejado un reguero de víctimas, de dolor y de enfrentamiento civil cuyas consecuencias tardarán muchos años en superarse. El arsenal de ETA, según las estimaciones policiales, es actualmente muy reducido y está en desusos desde hace cinco años, por lo que anuncio de la entrega de las armas es más un gesto formal de punto final que un hecho militar de rendición efectiva. ETA, debilitada por la presión policial de los Estados español y francés, y abandonada por la izquierda abertzale, que ha querido pasar página de la violencia como arma política, no tenía otro camino que la autodestrucción total. Queda no obstante la superación de las heridas, en primer lugar de las víctimas, de las cientos de familias que han sufrido la pérdida de sus seres queridos. Y también será necesario buscar una salida a los presos arrepentidos. Todo debe ayudar a restañar las heridas en la sociedad vasca. Y finalmente debe quedarnos como gran lección histórica que han pasado los tiempos en los que la violencia pretendía ser un arma para la consecución de objetivos políticos.
ETA, punto y final
La entrega formal de lar armas cierra para siempre el trágido episodio de ETA. Que nos quede al menos la lección para la historia
19 mayo 2017 15:58 |
Actualizado a 25 noviembre 2020 18:47
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